El sentimiento que más ha acompañado a la pandemia causada por el SARS-COV2 ha sido el miedo, miedo que además se ha amplificado por la baja capacidad de control ante los escenarios que se han ido produciendo, así como por una limitada capacidad de predicción de lo que va a suceder en el futuro. Ya se han analizado en profundidad las predicciones excesivamente optimistas que se hicieron en los comienzos, fundamentadas en sesgos cognitivos que sobreestimaban la evolución de la pandemia. Este miedo es más intenso y pone en mayor riesgo a las personas con enfermedades crónicas físicas o mentales, aquellas que tienen menor apoyo social y, en relación a las profesiones, todas las que trabajan en servicios esenciales y especialmente en el sector sanitario, entre otras causas por el temor a contagiar a sus familiares. Se han documentado casos en los que el miedo a la infección lleva a desenlaces tan terribles como el suicidio, incluso de personas que temían haber contraído la infección y la autopsia posterior la ha descartado.

No hay comentarios:
Publicar un comentario