viernes, 9 de octubre de 2020

Bruxismo: causas, síntomas y tratamiento.

 El bruxismo, rechinar los dientes o apretar la mandíbula se puede producir de noche y/o de día; las personas afectadas a menudo no se dan cuenta. Las causas son múltiples, en particular el estrés; algunos medicamentos también pueden causar bruxismo. Puede producir daño a los dientes, la articulación de la mandíbula y los músculos para masticar, incluso pueden aparecer dolores de cabeza y de cuello como resultado de la alta presión generada. Los tratamientos utilizados son, entre otros, introspección, manejo del estrés y alineadores dentales. Los tratamientos farmacológicos no ayudan; sin embargo, la toxina botulínica puede ser considerada en adultos que aprietan la mandíbula.

El bruxismo se describe como apretar o rechinar los dientes. Distinguimos el bruxismo del sueño y bruxismo de vigilia.

Signos de bruxismo

Muchas personas con la enfermedad no lo saben hasta que su pareja se lo hace notar por los ruidos nocturnos que se producen. Dolores de cabeza recurrentes en las sienes al despertar son una buena pista. Otros factores también pueden sugerir bruxismo: dolor en los músculos masticatorios y la articulación de la mandíbula, hipersensibilidad en los dientes, movilidad de los dientes sin la presencia de problemas periodontales, dificultad para abrir la boca por la mañana o sueño deficiente en general.

Prevalencia.

El bruxismo ya aparece con la erupción de los primeros dientes y en la vejez. La prevalencia es mayor entre los veinte y treinta años. Siguiendo el método de diagnóstico, el bruxismo del sueño se detecta en 3 a 57% de los niños y alrededor del 13% de adultos. Casi un tercio de los adultos tienen bruxismo de excitación.

Causas.

Las causas del bruxismo son múltiples y en parte desconocidas. Distinguimos el bruxismo primario (idiopático) del bruxismo secundario, consecuencia de enfermedades, uso de medicamentos o drogas (por ejemplo, éxtasis, khat) y estimulantes (nicotina, cafeína, alcohol). En primer plano están el estrés emocional, los trastornos de ansiedad, trastornos del sueño (por ejemplo, insomnio) y factores exógenos como el consumo de medicamentos y drogas. Factores genéticos y mala posición de los dientes también juegan un papel. El bruxismo de excitación parece tener un origen más psicológico (estrés emocional y otros factores emocionales) mientras que el bruxismo del sueño es más considerado como un trastorno del sistema nervioso central.

Bruxismo inducido por medicamentos.

Los medicamentos que afectan a los neurotransmisores dopaminérgicos o serotoninérgicos pueden causar bruxismo. Entre ellos se encuentran los antidepresivos como inhibidores de la recaptación serotonina y norepinefrina (ISRS, IRSN) así como tricíclicos, anticonvulsivos, antipsicóticos, psicoestimulantes (por ejemplo, metilfenidato, lisdexanfetamina), antihistamínicos, metadona o sustancias cardioactivas.

Sin embargo, la evidencia se basa más en estudios de casos, y no todos los pacientes responden de la misma manera.

Consecuencias.

La presión que se produce al apretar los dientes es enorme y puede llegar a más de diez veces la presión de masticación normal. Como resultado pueden ocurrir daños tanto en los dientes como en las coronas y puentes por aflojamiento, grietas, desgaste,... La sobrecarga puede dañar la articulación de la mandíbula y los músculos masticatorios. Además, existe un mayor riesgo de síntomas de disfunción cráneo-mandibular, dolor en los músculos masticadores o en la articulación de la mandíbula con una limitación de la apertura de la boca, tensión muscular así como dolor que se irradia a la cabeza y la nuca.

Manejo.

Hasta el momento, no existe un tratamiento causal para el bruxismo primario. La información, el asesoramiento y el examen de conciencia son un pilar importante del tratamiento.

Introspección:

Los pacientes siempre deben verificar en su vida diaria si aprietan la mandíbula involuntariamente o si rechinan los dientes y, de ser así, tomar consciencia y liberar la presión. Papeles recordatorios o pegatinas de colores colocadas en lugares que el paciente mira con frecuencia durante el día puede ayudarlo a pensar en ello.

Férulas dentales:

Otra parte del tratamiento es el uso de alineadores dentales duros extraíbles que cubren la mesa oclusal de los dientes. Se pueden utilizar para la mandíbula superior, o para la mandíbula inferior. Protegen los dientes del desgaste y reducen el dolor en la articulación de la mandíbula.

Manejo de la relajación y el estrés:

Medidas como relajación muscular progresiva y consejos de higiene para el sueño pueden ayudar a reducir el bruxismo.

Dispositivos de biorretroalimentación:

El uso de dispositivos portátiles de biorretroalimentación con alarmas es otra opción para reducir la vigilia o el bruxismo del sueño; sin embargo, estos dispositivos pueden interferir con el sueño.

Terapia cognitiva-conductual:

Su utilidad para el tratamiento del bruxismo aún no está clara.

Tratamientos farmacológicos:

Diferentes fármacos (sustancias dopaminérgicas, antihistamínicos, antidepresivos (serotoninérgicos y tricíclicos), relajantes musculares (benzodiazepinas), antagonistas de receptores alfa-1 (clonidina), anticonvulsivos (gabapentina)) se han probado en casos de bruxismo. Sin embargo, estos no tienen ningún efecto sobre el rechinar o apretar los dientes y el dolor Mandibular.

Por otro lado, se puede considerar la inyección de toxina botulínica en los músculos masticatorios en adultos, especialmente al apretar la mandíbula. Sin embargo, el lugar ideal de inyección y la dosis permanecen abiertos.

Comentario.

Los alineadores dentales generalmente se fabrican individualmente y son adaptados por el dentista. Si el único problema es el desgaste de los dientes, es posible utilizar canaletas flexibles o termoplásticos de venta libre. Sin embargo, primero se debería acudir con un dentista para evaluar la gravedad del desgaste de los dientes y aclarar si un alineador de venta libre es suficiente.

Revista ADM . 2020, Vol. 77 Issue 4, p203-208. 6p.
Pharmazeutische Zeitung 2019; Zähneknirschen Bruxismus.
Deutsche Apotheker Zeitung 2018; (46): 43

No hay comentarios:

Publicar un comentario