El uso de medicamentos en el embarazo sigue siendo controvertido ya que hay
poca información al respecto y por cuestiones éticas no tenemos ensayos
clínicos que nos aporten evidencia de calidad en el uso de fármacos durante
esta etapa.
A pesar de la limitación de información, la utilización de medicamentos en
el embarazo es común. ¿Sabías que el 81,2% de las mujeres embarazadas habían
tomado al menos un medicamento durante el embarazo? ¿Y que el 66,9% había
consumido alguno de venta libre? Este es el resultado de un estudio
multinacional transversal, llevado a cabo en Europa, América
del Norte y del Sur y Australia.
En esta entrada vamos
a revisar de dónde procede la información sobre la seguridad de los fármacos en
el embarazo, cómo ha evolucionado la clasificación teratógena de los mismos y,
las recomendaciones o precauciones a tener en cuenta con el uso de medicamentos
en el caso de patologías crónicas.
¿De dónde procede la información de
seguridad del uso de los medicamentos en el embarazo?
La mayor parte de la información disponible sobre el riesgo o/y la
seguridad del uso de los distintos fármacos durante el embarazo no procede de
estudios diseñados con esta finalidad, sino que proceden de estudios
epidemiológicos o de estudios realizados con animales de experimentación, por
ello, la información disponible es limitada1. Además, la FDA y
otras administraciones (Reino Unido) promueven la creación de registros de
exposición de pacientes embarazadas a diferentes medicamentos, con el fin de
aumentar el conocimiento sobre la seguridad de los mismos en el embarazo2.
En los últimos años ha habido modificaciones en relación a la forma de clasificar
el riesgo teratógeno de los fármacos ya que las agencias reguladoras han
intentado integrar la información clínica disponible de estudios
observacionales, datos de registros de exposición, etc. En 2008 la EMA publicó
unas pautas para la evaluación de los fármacos en la reproducción humana que
describían cómo integrar los datos clínicos y no clínicos, esquematizaban la
forma de recoger en las fichas técnicas autorizadas la información disponible y
las recomendaciones sobre cómo usar los medicamentos1. En mayo de 2008, la
FDA manifestó también la necesidad de mejorar la información sobre la
utilización de los fármacos durante el embarazo y propuso sustituir el sistema
que clasifica a los medicamentos en 5 categorías de riesgo teratógeno
(A,B,C,D,X). Este cambió se impulsó en 2014 mediante la Pregnancy and Lactation Labeling Rule. Este
nuevo formato incluye una información más detallada sobre el riesgo para la
madre, el desarrollo del feto, la lactancia e incluye información sobre los
registros de exposición durante el embarazo.
Con el objetivo de
orientar al médico en su decisión terapéutica, todas las fichas técnicas de los
medicamentos comercializados incluyen un apartado específico con las
recomendaciones que las agencias reguladoras de medicamentos (la Agencia
Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, AEMPS, en España) establecen
tras evaluar toda la información disponible1.
¿Qué debemos tener en cuenta antes de prescribir un fármaco durante el
embarazo?
Un aspecto relevante a la hora de prescribir fármacos durante el embarazo
es que el riesgo de malformación va a depender de la duración de la exposición
y del momento de la gestación en el que se produzca la toma del medicamento,
siendo el primer trimestre el de más riesgo por ser el periodo principal de
organogénesis3. Además, hay que
tener en cuenta que durante la gestación se producen una serie de cambios
fisiológicos adaptativos en la gestante que pueden influir en la
farmacocinética de los medicamentos empleados1.
En caso de tener que utilizar medicamentos durante el embarazo siempre es
necesario individualizar el beneficio/riesgo valorando el riesgo de no tratar a
la embarazada y la información disponible sobre el medicamento prescrito.
Existen unas recomendaciones generales sobre el uso de medicamentos en el
embarazo. El boletín INFAC lo resumía de la siguiente
forma:
·
Reevaluar los fármacos consumidos con anterioridad en caso de confirmación
de embarazo
·
Considerar a toda mujer fértil como potencialmente embarazada en el momento
de prescribir un fármaco
·
Prescribir únicamente los fármacos estrictamente necesarios
·
Evitar la prescripción de fármacos durante el primer trimestre de
gestación, siempre que sea posible
·
Utilizar fármacos con experiencia constatada de seguridad. En caso de no
ser posible, utilizar la alternativa farmacológica de menor riesgo.
·
Utilizar la menor dosis eficaz y durante el menor tiempo posible
·
Evitar, siempre que sea posible, la polimedicación
·
Informar sobre los peligros de la automedicación
·
Vigilar la posible aparición de complicaciones cuando se paute un fármaco
Nos podemos encontrar
con la situación de tratar una patología crónica en una paciente que se queda
embarazada (asma, hipertensión, depresión, diabetes, etc.) que requieran que
continúen con su tratamiento durante el embarazo, siendo importante transmitir
a la embarazada que una patología no tratada no sólo puede poner en peligro la
salud de la madre sino que también la del bebé. En estas situaciones, lo más
recomendable es haber planificado la concepción para poder hacer una valoración
previa. La ventaja del asesoramiento preconcepcional es que el tratamiento
puede modificarse antes del embarazo permitiendo un mejor control y evaluación
de su efectividad4, aunque hay muchas
ocasiones en que esta planificación previa es imposible porque la paciente se
entera de que está embarazada de forma posterior. El otro escenario que nos
podemos encontrar es la aparición de alguna patología durante el embarazo que
requiera tratamiento como vómitos, reflujo, etc.
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