Streit S, Poortvliet RKE, Elzen WPJD, et al.
Ann Fam Med. 2019 Mar; 17(2): 100-107.
Los
estudios clínicos sobre la hipertensión a menudo excluyen a pacientes
con problemas complejos de salud y carecen de generalización. El
objetivo de este trabajo fue determinar si la presión arterial sistólica
(PAS) en personas de ≥75 años con o sin problemas de salud que recibían
tratamiento antihipertensivo se asocia con cambios a 1 año en el
funcionamiento cognitivo/diario o la calidad de vida (CV).
Para ello, se analizaron los datos de un estudio de cohortes prospectivo con base poblacional, con un seguimiento de 1 año. Estratificados por el valor de PAS en el año anterior, se evaluó el cambio desde el momento basal hasta el seguimiento de 1 año en las siguientes medidas: Mini-Mental State Examination [MMSE], Escala de Restricción de Actividad de Groningen [GARS], y EQ-5D-3L, ajustando por edad y sexo y estratificando por problemas de salud complejos como medida de fragilidad.
La edad media de los participantes fue 82,4 (DE 5) años, y 874 (69%) fueron mujeres. Para los participantes que recibían terapia antihipertensiva (83,5%) y con una PAS <130 mmHg, el deterioro cognitivo bruto fue 0,90 puntos en el MMSE, mientras que en aquellos con PAS >150 mmHg fue de 0,14 puntos MMSE (es decir, 0,76 puntos menos de deterioro; p=0,013). Los problemas de salud modificaron la asociación de la PAS con la cognición; la asociación se observó en aquellos con tratamiento antihipertensivo (p<0,001), pero no en aquellos sin tratamiento (p=0,13). El funcionamiento diario/la calidad de vida no difirió entre los estratos de PAS o el tratamiento antihipertensivo.
En definitiva, las personas mayores que recibían tratamiento antihipertensivo, con una PAS ≥130 mmHg en comparación con <130 mmHg, mostraron menos deterioro cognitivo después de 1 año, sin pérdida de funcionamiento diario o calidad de vida. Este efecto fue más fuerte en los participantes con problemas de salud complejos.
Para ello, se analizaron los datos de un estudio de cohortes prospectivo con base poblacional, con un seguimiento de 1 año. Estratificados por el valor de PAS en el año anterior, se evaluó el cambio desde el momento basal hasta el seguimiento de 1 año en las siguientes medidas: Mini-Mental State Examination [MMSE], Escala de Restricción de Actividad de Groningen [GARS], y EQ-5D-3L, ajustando por edad y sexo y estratificando por problemas de salud complejos como medida de fragilidad.
La edad media de los participantes fue 82,4 (DE 5) años, y 874 (69%) fueron mujeres. Para los participantes que recibían terapia antihipertensiva (83,5%) y con una PAS <130 mmHg, el deterioro cognitivo bruto fue 0,90 puntos en el MMSE, mientras que en aquellos con PAS >150 mmHg fue de 0,14 puntos MMSE (es decir, 0,76 puntos menos de deterioro; p=0,013). Los problemas de salud modificaron la asociación de la PAS con la cognición; la asociación se observó en aquellos con tratamiento antihipertensivo (p<0,001), pero no en aquellos sin tratamiento (p=0,13). El funcionamiento diario/la calidad de vida no difirió entre los estratos de PAS o el tratamiento antihipertensivo.
En definitiva, las personas mayores que recibían tratamiento antihipertensivo, con una PAS ≥130 mmHg en comparación con <130 mmHg, mostraron menos deterioro cognitivo después de 1 año, sin pérdida de funcionamiento diario o calidad de vida. Este efecto fue más fuerte en los participantes con problemas de salud complejos.
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