La
promoción de estilos de vida saludables en Atención Primaria, de acuerdo
a las directrices internacionales, requiere una implementación que está
siendo lenta. Se desconoce la implicación del uso de intervenciones
digitales que puedan llegar a un mayor número de pacientes en este
contexto. En este estudio cualitativo se exploró la percepción de los
Médicos de Familiar sobre la promoción de hábitos saludables, con o sin
cribado e intervención digitales. Para ello, se efectuaron entrevistas
grupales dirigidas en 10 centros de salud de Suecia con profesionales de
la salud de diferentes disciplinas. El contenido de las entrevistas se
analizó de acuerdo a un método fenomenológico-hermenéutico.
Se identificaron dos aspectos principales sobre la promoción de estilos de vida saludables: 1) la necesidad de una práctica profesional estructurada y 2) limitaciones profesionales para la implementación. En relación al punto 1 se habló de la profesionalidad y el trabajo estandarizado con rutinas replicables, la monitorización de las datos individuales y grupales y la preocupación de integrar herramientas digitales que limiten la interacción médico-paciente. Para el punto 2, se mencionó la falta de tiempo y recursos y la posibilidad de desviarse de las rutinas clínicas.
En definitiva, la introducción de herramientas digitales para la promoción de hábitos saludables debe dejar claramente especificado su papel como complemento a los encuentros personales con el médico, con el objetivo final de aligerar la carga asistencial de los profesionales.
Se identificaron dos aspectos principales sobre la promoción de estilos de vida saludables: 1) la necesidad de una práctica profesional estructurada y 2) limitaciones profesionales para la implementación. En relación al punto 1 se habló de la profesionalidad y el trabajo estandarizado con rutinas replicables, la monitorización de las datos individuales y grupales y la preocupación de integrar herramientas digitales que limiten la interacción médico-paciente. Para el punto 2, se mencionó la falta de tiempo y recursos y la posibilidad de desviarse de las rutinas clínicas.
En definitiva, la introducción de herramientas digitales para la promoción de hábitos saludables debe dejar claramente especificado su papel como complemento a los encuentros personales con el médico, con el objetivo final de aligerar la carga asistencial de los profesionales.
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