FUENTE: http://grupdelmedicament.blogspot.com.es/2017/03/uso-off-label-
¿El uso de antidepresivos para indicaciones no autorizadas es un problema frecuente e importante?
¿El uso de antidepresivos para indicaciones no autorizadas es un problema frecuente e importante?
El BMJ publicó hace unas semanas un estudio observacional sobre
las indicaciones de uso no autorizadas (off-label) de los antidepresivos (AD)
en una amplia muestra de pacientes de APS de una región de Canadá (106.850
prescripciones de AD efectuadas por 174 médicos en 20.920 pacientes). La fuente
de datos utilizada fue la historia de salud de de APS, vinculando la prescripción al diagnóstico que la motivó (o
sea, GAIA-Abucasis en nuestro medio).
El estudio constata un elevado porcentaje
de prescripciones off-label (29,3% del total de AD), sobre todo para los antidepresivos tricíclicos (ATC),
especialmente amitriptilina (81,4%), seguido por otros antidepresivos (trazodona bupropión y mirtazapina
(42,4%) y en último lugar los ISRS (21,8%). De estas prescripciones off-label
solo en el 13% había una evidencia fuerte en la literatura científica que
avalara su uso, en el 39,6% había una evidencia débil y en el 44,6% no había
evidencia alguna que avalara su uso.
Los dos principios activos (PA) más
frecuentemente implicados fueron amitriptilina para la migraña, el dolor y el
insomnio y trazodona para el insomnio.
El editorial acompañante no entra
en la cuestión de si se prescriben pocos o muchos AD, pero alerta sobre la
importancia de las posibles implicaciones legales de la prescripción off-label,
y por tanto de la necesidad de informar al paciente de su uso para una
indicación no autorizada. A pesar de ello, el editorial relativiza la
trascendencia clínica de la prescripción off-label debido a la frecuente discrepancia existente
entre las indicaciones autorizadas y las guías de práctica clínica, en
ocasiones consecuencia del desinterés de los propios laboratorios fabricantes de
los medicamentos implicados en actualizar las fichas técnicas, posiblemente por
tratarse con frecuencia de medicamentos baratos con patente caducada.
Por otra parte, el editorial considera que
los médicos de atención primaria en muchas ocasiones utilizan estos principios
activos como un mal menor para evitar prescribir otros medicamentos, que pudieran tener la indicación autorizada
para el dolor o el insomnio, pero que pueden ser mucho más caros, con un perfil
de seguridad similar, o con efectos a largo plazo poco conocidos, o incluso
peores. Esta sería la disyuntiva a la hora de prescribir ISRSS, BDZ o pregabalina.
El caso del uso de los neurolépticos es cuestión aparte, ya que su uso se está
banalizando a pesar de que sus efectos secundarios a largo plazo son peores
que los de los AD más antiguos. De particular interés es el caso de quetiapina,
cuyo consumo ha aumentado considerablemente en los últimos años, en ocasiones
como hipnótico o para la agitación nocturna (para los que no tiene indicación) o
para la depresión, para la cual tiene la indicación autorizada, aunque de forma
curiosa solo para una determinada presentación de una
marca concreta.
Conflictos de interés: el firmante es un
prescriptor off-label de amitriptilina.
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