viernes, 24 de febrero de 2017

NEJM: Tratamiento de la diabetes tipo 2 con liraglutida y riesgo cardiovascular.

Los buenos resultados de seguridad cardiovascular obtenidos frente a placebo en el estudio LEADER, con un seguimiento de casi cuatro años, contrastan con la falta de resultados similares obtenidos para otros fármacos del mismo grupo.
La diabetes tipo 2 es un trastorno metabólico complejo que se caracteriza por bajos niveles circulantes de glucosa y asociación con un alto riesgo de complicaciones cardiovasculares. Conseguir un buen control glucémico se ha relacionado consistentemente con menor riesgo de complicaciones microvasculares, pero los beneficios sobre los posibles eventos macrovasculares son menos claros. Por otro lado, existe cierto grado de preocupación sobre la seguridad cardiovascular de las nuevas terapias antiglucémicas, por lo que las entidades reguladoras exigen a estos tratamientos informes adicionales de seguridad cardiovascular.
Liraglutida, forma parte de los denominados medicamentos incretinomiméticos que estimulan la secreción de insulina en respuesta a la ingesta de alimento, igual que lo hacen las incretinas naturales (péptido similar al glucagón 1 –GLP1- y Polipéptido insulinotrópico glucosa dependiente –GIP-). En este caso se trata de un análogo estructural de GLP-1 capaz de unirse con buena afinidad a los receptores GLP-1 promoviendo la liberación de insulina. Además de la disminución de los niveles de glucosa, liraglutida se ha asociado con ligeras reducciones de peso y de la presión arterial, aunque parece propiciar cierto aumento de la frecuencia del pulso. El tratamiento consiste en una única administración diaria por vía subcutánea independiente de la toma de alimentos. Para mejorar la tolerancia gastrointestinal se emplea una dosis inicial más baja (0,6mg) durante, al menos, una semana.
El estudio LEADER (Liraglutide Effect and Action in Diabetes: Evaluation of Cardiovascular Outcome Results)
evaluó los efectos de liraglutida a largo plazo sobre los eventos cardiovasculares y otros resultados clínicos de interés. El ensayo, aleatorizado, doble ciego, incluyó a 9.340 participantes con diabetes tipo 2 y alto riesgo cardiovascular. En su mayoría fueron hombres (64%), con una edad media de 64 años, historial de diabetes medio cercano a los 13 años, mal control glucémico en el 8,7% y en prevención cardiovascular secundaria y enfermedad renal grave en el 81% y el 25% respectivamente. Liraglutida 1,8mg, o la dosis máxima tolerada, se comparó con placebo. Se estableció como criterio de valoración primario un compuesto de la primera aparición de muerte cardiovascular, infarto de miocardio no fatal o accidente cerebrovascular no fatal.
Durante los 3,8 años de seguimiento promedio, el resultado primario se produjo con menos frecuencia con liraglutida (13%) que con placebo (14,9%; razón de riesgo HR= 0,87, IC del 95%: 0,78 a 0,97; p = 0,01).Del mismo modo, la tasa de mortalidad por todas las causas también fue menor con liraglutida (8,2%) que con placebo (9,6%; HR = 0,85; IC del 95%: 0,74 a 0,97; p = 0,02). Se estableció que 66 pacientes debían ser tratados con liraglutida durante 3 años para prevenir un evento, según el criterio de valoración principal y 98 pacientes para prevenir una muerte por todas las causas. Después de los 3 años, la pérdida de peso media fue 2,3 kg mayor con liraglutida que con placebo, la disminución de la presión sistólica fue de 1.2mmHg, mientras que la presión diastólica media aumentó en 0.6 mmHg y la frecuencia cardíaca media hasta 3 pulsaciones/minuto. Los efectos secundarios más reportados fueron de orden gastrointestinal (náuseas, vómitos, dolor, dolor abdominal y diarrea), y la frecuencia de litiasis vesicular aumentó significativamente (3,1% frente a 1,9%, p <0,001), además de un mayor registro de casos de cáncer de páncreas con liraglutida que con placebo (13 casos frente a 5 casos).
Estos resultados, positivos por lo que refiere al riego cardiovascular atribuible a liraglutida, deben ser tomados con precaución según algunos expertos que consideran aún limitado el conocimiento sobre la eficacia y los riesgos del antidiabético, toda vez que el mismo efecto positivo no ha podido ser observado en otros representantes del grupo de los incretinomiméticos. Además, los resultados obtenidos en algunos subgrupos del ensayo han sido contradictorios, como es el caso de los obtenidos en la cohorte de América del Norte (1/ de los pacientes) en los que no se observó beneficio igual que en los participantes que presentaban un IMC ≤ 30 kg/m2.
Fuente: http://www.dicaf.es

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