viernes, 24 de febrero de 2017

Lancet. Sedentarismo.

The Lancet, 2016; 388: 1311-24
The Lancet, 2016; 388: 1302-10
Organización Mundial de la Salud 2010: Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud
Organización Mundial de la Salud 2004: Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud

La falta de actividad física es un problema global que se asocia con un gran número de condiciones crónicas y muertes prematuras, con una carga económica derivada que se estima superior a los 67 mil millones de dólares anuales.
Según publica la OMS en su más reciente informe sobre actividad física y salud (“Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud”; 2004), el sedentarismo es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo). Además, la organización estima que la inactividad física es la causa principal de aproximadamente un 21%-25% de los cánceres de mama y de colon, el 27% de los casos de diabetes y aproximadamente el 30% de la carga de cardiopatía isquémica. Esto se debe en parte a la insuficiente participación en la actividad física durante el tiempo de ocio y a un aumento de los comportamientos sedentarios durante las actividades laborales y domésticas. El aumento del uso de los medios de transporte "pasivos" también ha reducido la actividad física. Aunque no existe un trabajo de análisis global más reciente, distintos indicadores permiten estimar que la tendencia en los últimos años continúa en la misma magnitud.
Los niveles de inactividad física son elevados en prácticamente todos los países desarrollados y en desarrollo. En los países desarrollados, más de la mitad de los adultos tienen una actividad insuficiente. En las grandes ciudades de crecimiento rápido del mundo en desarrollo la inactividad es un problema aún mayor, debido a situaciones como superpoblación, aumento de la pobreza, aumento de la criminalidad, gran densidad del tráfico, mala calidad del aire e inexistencia de parques, aceras e instalaciones deportivas y recreativas. Por consiguiente, las enfermedades no transmisibles asociadas a la inactividad física son el mayor problema de salud pública en la mayoría de los países del mundo, por lo que se necesitan con urgencia medidas de salud pública eficaces para mejorar la actividad física de todas las poblaciones.
Una mejor comprensión de la carga económica que se desprende de esta realidad puede contribuir a la priorización de los recursos disponibles y motivar los esfuerzos destinados a aumentar los niveles de actividad física en todo el mundo. En este sentido, un estudio reciente de impacto económico realizado a nivel mundial (participaron 142 países que representan el 93% de la población mundial.), analizó la carga monetaria ligada a esta “pandemia” con resultados que cuantifican en 67,5 mil millones de dólares (datos de 2013) los costes asociados a los problemas de salud relacionados con la falta de actividad física: 53,8 millones en gasto sanitario y 13,7 mil millones por pérdida de productividad.
Por otro lado, también se han realizado esfuerzos en tratar de identificar hasta que nivel el aumento de la actividad física puede contribuir a reducir o eliminar los riesgos aumentados de las distintas condiciones crónicas y muertes prematuras asociadas al sedentarismo. Un meta-análisis de estudios prospectivos de cohortes (n = aprox. 1 millón), sugiere que la realización de 60-70 minutos de ejercicio diario de intensidad moderada, como caminar a paso ligero (5,6 km/h) o desplazarse en bicicleta (16 km/h), pueden contrarrestar el aumento del riesgo de muerte por todas las causas que supone pasar 8 horas al día sentado. Por otro lado un consumo elevado de televisión en actitud sedentaria (> 3 horas por día) se asocia con un aumento de la mortalidad, independientemente de la actividad física. Esta cantidad de ejercicio recomendado contrasta con la recomendación actual de la OMS que recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana. Cabe tener en cuenta que la población incluida en este meta-análisis estuvo compuesta principalmente por personas mayores de 45 años de EE.UU., países de la Europa occidental o Australia, por lo que los resultados podrían no ser generalizables a otras poblaciones.

Fuente:http://www.dicaf.es

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