Las VI Guías Europeas de Prevención Cardiovascular recomiendan combinar
las estrategias poblacionales y de alto riesgo, con los cambios de
estilo de vida como piedra angular de la prevención, y proponen la
función SCORE para cuantificar el riesgo cardiovascular. Esta guía hace
más hincapié en las intervenciones específicas de las enfermedades y las
condiciones propias de las mujeres, las personas jóvenes y las minorías
étnicas. No se recomienda el cribado de aterosclerosis subclínica con
técnicas de imagen no invasivas. La guía establece cuatro niveles de
riesgo (muy alto, alto, moderado y bajo), con objetivos terapéuticos de
control lipídico según el riesgo. La diabetes mellitus confiere un
riesgo alto, excepto en sujetos con diabetes tipo 2 con menos de 10 años
de evolución, sin otros factores de riesgo ni complicaciones, o con
diabetes tipo 1 de corta evolución sin complicaciones. La decisión de
iniciar el tratamiento farmacológico de la hipertensión arterial
dependerá del nivel de presión arterial y del riesgo cardiovascular,
teniendo en cuenta la lesión de órganos diana. Siguen sin recomendarse
los fármacos antiplaquetarios en prevención primaria por el riesgo de
sangrado. La baja adherencia al tratamiento exige simplificar el régimen
terapéutico e identificar y combatir sus causas. La guía destaca que
los profesionales de la salud pueden ejercer un papel importante en la
promoción de intervenciones poblacionales y propone medidas eficaces,
tanto a nivel individual como poblacional, para promover una dieta
saludable, la práctica de actividad física, el abandono del tabaquismo y
la protección contra el abuso de alcohol.
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272016000100308&lng=es&nrm=iso&tlng=es
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