Autor:
José Zarco Montejo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria
Coordinador del Grupo de Trabajo Intervención en Drogas de la semFYC
José Zarco Montejo. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria
Coordinador del Grupo de Trabajo Intervención en Drogas de la semFYC
Revisores:
José Ángel Arbesú Prieto. Médico de Familia. CS de La Eria. Oviedo. Coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la SEMERGEN
José Ángel Arbesú Prieto. Médico de Familia. CS de La Eria. Oviedo. Coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la SEMERGEN
Rafael Casquero Ruiz. Médico de Familia y
Psiquiatra. CS de Las Cortes. Madrid. Miembro del Grupo de Trabajo de
Salud Mental de la SEMERGEN
Fernando Gonçalves Estella. Médico General y de Familia. CS Almeida. Zamora. Coordinador del Grupo de Salud Mental de la SEMG
José Manuel Solla Camino. Médico General y de Familia. CS Allariz. Ourense. Grupo de Salud Mental de la SEMG
Introducción
Los médicos de familia nos encontramos
en una situación privilegiada para detectar e intervenir en conductas de
riesgo relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas, es
decir, con el consumo de drogas. Los cambios en el perfil del
consumidor, la «normalización» en el consumo, el patrón de consumo
ligado a la fiesta, la no vinculación del consumo a la delincuencia y la
demanda creciente de asistencia médica por problemas derivados del
consumo de sustancias diferentes a la heroína son ejemplos obvios que
obligan a que Atención Primaria (AP) tenga que desempeñar un papel mucho
mayor en relación con los problemas asociados con las drogas que el que
hasta la fecha ha desarrollado, con el compromiso de los profesionales
que trabajamos en ella.
La gran accesibilidad y el hecho de ser
la principal puerta de entrada al sistema sanitario, el abordaje
integral de los problemas de salud, la continuidad en los cuidados, las
actividades de prevención y promoción de la salud, la integración en el
sistema y la coordinación con otros niveles y recursos (en este caso,
con la red específica de atención a las drogodependencias), la atención
familiar y comunitaria, el trabajo en equipo interdisciplinario, la
calidad de los profesionales, su capacidad docente e investigadora y
todas las características que definen la Atención Primaria de Salud
(APS) son precisamente las características imprescindibles para una
mayor implicación en el manejo de las conductas adictivas1, el nuevo
programa de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria supone
una oportunidad única para hacerlo
En relación con las conductas de riesgo
adictivo, el programa vigente de la especialidad de Medicina Familiar y
Comunitaria contiene un área competencial (figura 1). Realizar una
correcta y completa historia clínica e investigar posibles consumos de
drogas es una actividad prioritaria de los profesionales que trabajan en
AP con un nivel de responsabilidad máximo.
Así se podrán diagnosticar posibles
consumos de riesgo, consumos perjudiciales (trastornos asociados a los
consumos) y posibles dependencias. La efectividad de los consejos
adecuados al consumo, las intervenciones mínimas e incluso los
tratamientos de desintoxicación y deshabituación de las diferentes
drogas está cada vez más contrastada.
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