Difama
que algo queda, reza el dicho, y no hay duda de que en Farmaindustria
además de múltiples estrategias comerciales (como hacerte creer que su
publicidad no te afecta) conocen el refranero.
En la Asociación Madrileña de Salud Mental (para
quien no la conozca, asociación multidisciplinar de profesionales de la
salud mental, orientada al abordaje comunitario de los trastornos
mentales, la recuperación de la identidad en los sujetos afectados por
dichos trastornos y todas esas tonterías que no venden Xeplion) lo han podido constatar recientemente.
Los próximos 12 y 13 de marzo se celebra su X congreso, bajo el título
"Más allá de etiquetas, construir significados" cuyo programa podéis ver
aquí .
Hace años que la AMSM decidió dejar de recibir patrocinio farmacéutico
de ningún tipo y declararse, como cada vez más asociaciones, "libre de
humos industriales". Paralelamente los laboratorios deciden no financiar
a los asistentes a título individual a dicho evento. Todo normal,
respetuoso, y muy "modélica transición"-like, hasta que Farmaindustria decide colocar en su página web el congreso como merecedor de su CÓDIGO ROJO.
No es que lancen a Tom Cruise vestido de primera comunión a preguntarle
a Jack Nicholson por qué ordenó el ídem, sino que afirman públicamente
que este congreso está al nivel de los viajes a Punta Cana, las
habitaciones con manta o los viajes en globo a cuenta del Me Too de turno.
En la propia web de la AMSM han hecho un comunicado al
respecto, al cual nos adscribimos. En cualquier caso, en MédicoCrítico,
somos muy dados al humor ácido-salfumán like, y solemos cortarnos poco a
la hora de criticar a la, a nuestro entender, Industria más "lista" del
mundo a la hora de saltarse regulaciones, con mención especial a la que
mejor cara de pena pone cuando se la critica; motivo por el cual
comprendemos que en su página web pueden poner lo que quieran; si bien
no pueden hacerlo sin que desde otros lugares (con muchos menos medios
económicos pero Mucha más integridad) espetemos sonoras carcajadas.
Código ético cuando presenciamos constantemente publicidad engañosa,
corruptela cotidiana y francas mentiras. Hace escasos días, la que
escribe el artículo mantuvo con un representante (de cuyo laboratorio
prefiero no acordarme, pero parece ser que por el estilo comercial
proactivo lo reconocerán uds. facilmente) el siguiente diálogo
Representante- (en la puerta) Hola, venía a hablar contigo, soy representante de XXXXXXX
Servidora - Hola, mira, es que no recibo representantes, gracias
R- Ya, (entra al despacho igualmente) es que yo distribuyo XXXXX y venía para darte información
S- Ya, pero es que no recibo a ningún representante, gracias
R- Sí, pero es que yo llevo el tema de actividades formativas y vas a tener que hablar conmigo para poder ir
S- No voy a actividades organizadas por la industria, gracias
R- Ah, vale (sale del despacho y vuelve a entrar al instante) pero mira,
es que tienes que hablar conmigo de todas formas, porque si algún
paciente tuyo tiene algún problema con XXXXX me lo tienes que decir a
mí, porque yo llevo el sistema de farmacovigilancia
S- (mostrando crispación por primera vez) Mira, el sistema de
farmacovigilancia es público,lo lleva la agencia española del
medicamento, y notifico con bastante frecuencia las reacciones, así que
no, no tengo que hablar contigo
R- bueno, lo llevamos los dos, yo también las notifico (sale, haciendo aspavientos).
Código rojo.
Ética.
Significantes, más que vacíos, expoliados.
PS: En las anteriores jornadas de la AMSM el profesor David Healy finalizó
su espléndida intervención con una advertencia; por más que se hagan
críticas a las estrategias comerciales de la Industria Farmacéutica, por
más que se denuncien sus actividades fraudulentas y su transformación
de la ciencia en publicidad, por más que se intente señalar su rol
perjudicial, siempre que se hable de ellos acaban recibiendo un
beneficio indirecto. Las leyes del mercado (y la industria farmacéutica
es campeona olímpica en neoliberalismo) así lo dictan: toda crítica es
publicidad, la publicidad beneficia al pez grande y mata a los pequeños.
Este propio párrafo implica, por más que me escueza, beneficio para ese
conglomerado empresarial. Sólo existe una manera de frenar las
estrategias empresariales de la Industria, sólo una de salvaguardar la
actividad científica y proteger el conocimiento de los intereses
comerciales: notificar reacciones adversas. Si los profesionales
notificáramos sistemáticamente toda reacción adversa, esa oleada de
datos frenaría su estrategia publicitaria y les obligaría a aproximarse a
la verdad. Así que ya sabes; contra la falsedad, datos: https://www.notificaram.es/
PS2: la autora de este post presenta un conflicto de interés evidente
con el asunto tratado al ser miembro activo de la AMSM desde hace años.
De paso os recomienda encarecidamente acudir a las jornadas.
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