Un estudio poblacional pone de manifiesto que el consumo de cotrimoxazol aumenta el riesgo de muerte súbita en el grupo de pacientes que reciben tratamiento con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores del receptor de angiotensina.
Los
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y los
bloqueadores del receptor de angiotensina se utilizan principalmente
para el tratamiento de la hipertensión, enfermedad coronaria,
insuficiencia cardíaca congestiva, proteinuria y enfermedad renal
crónica. Se sabe que ambos son tipos de fármacos que aumentan el
riesgo de hiperpotasemia, cosa que ocurre en hasta el 10% de
pacientes. Por otro lado, el cotrimoxazol es un antibiótico de
combinación, muy utilizado para el tratamiento de la infección del
tracto urinario, que contiene trimetoprima y sulfametoxazol. La
trimetoprima interfiere en la eliminación de potasio a nivel renal, y
está documentado que una gran mayoría (cerca del 80%) de los pacientes
que reciben cotrimoxazol experimentan aumento en la concentración sérica
de potasio, y que una parte de ellos (6%) desarrollan hipetpotasemia
de forma clara.
Un grupo de investigación canadiense demostró que uso de cotrimoxazol de forma conjunta con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores del receptor de angiotensina suponía un aumento de casi siete veces del riesgo de hospitalización por hiperpotasemia en comparación a cuando se utiliza amoxicilina como agente antibacteriano. Informes de casos han apuntado a que esta combinación de fármacos puede causar una hiperpotasemia que puede llegar ser mortal para la persona afectada. Ante la duda de que, en un entorno hospitalario, determinados casos de muerte súbita por hipercalcemia, pudieran ser confundidos con muerte atribuible a una enfermedad cardíaca subyacente, el mismo grupo de investigadores trató de determinar si el tratamiento con cotrimoxazol, en pacientes que reciben inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores de los receptores de angiotensina, podía asociarse con un mayor riesgo de muerte súbita en comparación con la toma de otros antibióticos utilizados para el tratamiento de la infección del tracto urinario.
Un grupo de investigación canadiense demostró que uso de cotrimoxazol de forma conjunta con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores del receptor de angiotensina suponía un aumento de casi siete veces del riesgo de hospitalización por hiperpotasemia en comparación a cuando se utiliza amoxicilina como agente antibacteriano. Informes de casos han apuntado a que esta combinación de fármacos puede causar una hiperpotasemia que puede llegar ser mortal para la persona afectada. Ante la duda de que, en un entorno hospitalario, determinados casos de muerte súbita por hipercalcemia, pudieran ser confundidos con muerte atribuible a una enfermedad cardíaca subyacente, el mismo grupo de investigadores trató de determinar si el tratamiento con cotrimoxazol, en pacientes que reciben inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores de los receptores de angiotensina, podía asociarse con un mayor riesgo de muerte súbita en comparación con la toma de otros antibióticos utilizados para el tratamiento de la infección del tracto urinario.
El estudio siguió a las personas de
una determinada área urbana de 66 años o mayores que recibían
tratamiento con un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina o
bloqueadores del receptor de angiotensina. Se tomaron como casos,
aquellos individuos que murieron de forma repentina poco después de que
se les recetara a nivel ambulatorio alguno de los siguientes
antibióticos: cotrimoxazol, ciprofloxacina, norfloxacina,
nitrofurantoína o amoxicilina. Cada sujeto caso se emparejó con hasta
cuatro controles en relación al sexo, edad, enfermedad renal crónica y
diabetes. Los investigadores analizaron la tasa de riesgo (odds
ratio) entre muerte súbita y exposición a cada uno de los antibióticos
en comparación con la amoxicilina. De los 39.879 casos de muerte súbita
que se que se registraron entre los participantes, 1.027 se produjeron
dentro de los siete días de exposición a uno de los antibióticos
monitorizados, y fueron emparejados a 3.733 controles. En comparación
con la amoxicilina, el uso cotrimoxazol se asoció con un aumento del
riesgo de muerte súbita del 38% (Odds Ratio 1,38; IC95% de 1,09 a
1,76) a los siete días del tratamiento antibiótico. Cuando se tuvo en
cuenta un periodo más amplio, de 14 días, se encontró que nivel de
riesgo se incrementaba hasta el 54% (Odds Ratio = 1,54; IC95% de 1,29 a
1,84), lo que se supone cerca de tres casos muerte súbita por cada
1.000 prescripciones de cotrimoxazol en los 14 días posteriores. La
utilización de ciprofloxacino (con actividad conocida sobre la
prolongación del intervalo QT) también se asoció con un mayor riesgo de
muerte súbita (OR= 1,29; IC95% 1,03 a 1,62). Para los casos en los que
al antibiótico utilizado fue nitrofurantoína o norfloxacino no se
observó un riesgo aumentado de muerte súbita.
Según los autores estos son datos que
deben ser tenidos en cuenta a la hora de recetar terapia antibiótica a
los muchos pacientes que reciben tratamiento con inhibidores de la
enzima convertidora de angiotensina y bloqueadores del receptor de
angiotensina.
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