ABSTRACT
Actualmente nos enfrentamos a una pandemia de inactividad física que podría contribuir a la creciente prevalencia de la enfermedad renal crónica (ERC). En este artículo, resumimos la evidencia actualmente disponible sobre la asociación entre la actividad física y la ERC, y también revisamos los efectos de la intervención con ejercicio en los pacientes afectados. La actividad/ejercicio físico puede actuar como una polipíldora contra la ERC, impidiendo su desarrollo o incluso ejerciendo efectos beneficiosos una vez establecida (es decir, mejoras en la condición física y el riesgo cardiovascular de los pacientes, así como en la función renal). Los beneficios del ejercicio también se encuentran en estadios avanzados de ERC o en pacientes en hemodiálisis. También se discuten los mecanismos biológicos detrás de la evidencia clínica. Un estilo de vida activo aparece como una piedra angular en la prevención y el tratamiento de la ERC.
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