sábado, 10 de agosto de 2024

(JAMA Intern Med) Tirotoxicosis asociada con la pérdida rápida de peso inducida por tirzepatida. Est Observ.

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Paciente masculino de 62 años con obesidad, hipotiroidismo y diabetes tipo 1, con un índice de masa corporal de 31,2 (calculado como peso en kilogramos dividido por altura en metros al cuadrado) y un peso de 93 kg, que se presentó al servicio de urgencias con palpitaciones, sudoración excesiva, confusión, fiebre y temblores en las manos. Los resultados de un electrocardiograma mostraron fibrilación auricular y el paciente recibió tratamiento inmediato. Los antecedentes médicos incluían hipotiroidismo autoinmune, obesidad y diabetes tipo 1, que habían sido tratadas con 200 μg de levotiroxina al día, 10 mg de tirzepatida a la semana y múltiples inyecciones diarias de insulina, respectivamente. En la presentación, el nivel de tirotropina era de 0,001 mUI/L y el nivel de tiroxina libre era de 7,26 ng/dL. En una visita médica reciente, seis meses antes, le recetaron tirzepatida, 2,5 mg semanales, para la obesidad, y el médico sugirió aumentar la dosis cada cuatro semanas según la tolerancia y hacer un seguimiento al mes. En esa visita, su índice de masa corporal era de 44,4, su peso era de 132 kg, su nivel de tirotropina era de 1,9 mUI/l y recibía 200 μg de levotiroxina diariamente. No acudió a la visita de seguimiento porque vive estacionalmente en diferentes estados; sin embargo, la dosis de tirzepatida se aumentó según lo sugerido cada cuatro semanas, hasta 10 mg. También continuó tomando tirzepatida, 10 mg semanales, mientras tomaba 200 μg de levotiroxina diariamente. Su peso se redujo en más de 36 kg en seis meses. Después de una investigación más exhaustiva, se determinó que el origen de la fibrilación auricular era tirotoxicosis en el contexto de una rápida pérdida de peso con tirzepatida.

 

Editorial

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 Las tasas de prescripción de agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 (GLP-1) y del polipéptido inhibidor gástrico (GIP) están aumentando rápidamente,1 dada su eficacia recientemente demostrada para provocar pérdida de peso.2,3 Los beneficios adicionales incluyen la reducción del riesgo cardiovascular en pacientes con obesidad, diabetes y enfermedad renal crónica; disminución de los síntomas relacionados con la insuficiencia cardíaca en pacientes con una fracción de eyección conservada; y mejor control de la glucemia.4 La reciente aprobación por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. de liraglutida (2020), semaglutida (2021) y tirzepatida (2023) para el control del peso crónico, magnificada por el respaldo de celebridades y las redes sociales, ha aumentado el interés público en estos medicamentos, acelerado su uso y promovido un mercado directo al consumidor que facilita el acceso a la prescripción fuera de los límites de la relación tradicional médico-paciente.

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