martes, 4 de junio de 2024

SCS.Gob de Canarias. Infarma. Bacteriuria asintomática.

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La bacteriuria asintomática (BA) es un fenómeno comúnmente encontrado en la práctica médica, que plantea desafíos por su repercusión clínica real. Se trata de una infección urinaria asintomática que se define por la presencia en orina de ≥ 100.000 UFC/mL (unidades formadoras de colonias por mililitro) con o sin piuria, en ausencia de síntomas característicos de infección del tracto urinario (ITU)1 : polaquiuria, disuria, tenesmo vesical, aumento de la frecuencia o urgencia para orinar. 

Para poder confirmar el diagnóstico se precisa: en mujeres del aislamiento del mismo uropatógeno en dos muestras de orina obtenidas con un intervalo de dos semanas, evidenciándose que entre el 10 y el 60% de las pacientes no presentan persistencia de la bacteriuria y el resultado de la segunda muestra es negativo. En hombres y mujeres embarazadas una sola muestra es suficiente para establecer el diagnóstico 2 . En pacientes sondados una muestra tomada con catéter/sondaje se considera diagnóstica si existen >100 UFC/ml. La presencia de piuria o leucocituria no es suficiente para el diagnóstico de bacteriuria asintomática, ni criterio de tratamiento en pacientes sondados2 . 

La prevalencia varía según el sexo, la edad y la presencia de anomalías del tracto urinario1 . Siendo una entidad frecuente en el paciente sondado y en el anciano: 

 • En mujeres sanas, la incidencia de BA se correlaciona con la actividad sexual y otros factores como la diabetes mellitus. 

• En cuanto a la edad, oscila desde el 1% en niñas de edad escolar a más del 20% en mujeres de 70 años que viven en la comunidad. 

• En niños y varones jóvenes la BA es infrecuente, pero a partir de los 50 años la prevalencia aumenta en relación con la patología prostática, de manera que en varones mayores de 70 años puede llegar a ser del 5 al 15%. 

• Las comorbilidades se relacionan con el aumento de la incidencia de esta entidad, y en pacientes mayores de 70 años institucionalizados, se detecta hasta en un 50% de casos, en relación probablemente con la mayor incidencia de sondaje uretral de este tipo de población. La adquisición de bacteriuria se incrementa entre un 2-7% por día de sondaje, hasta un 100% en aquellos pacientes portadores de sonda permanente de forma prolongada. 


Sólo existen dos excepciones a la recomendación de no indicar urocultivos para la detección de BA en pacientes asintomáticos, siendo las dos únicas situaciones en las que se realizará el urocultivo en ausencia de clínica del tracto urinario1,4: 

• Mujeres embarazadas al comienzo del segundo trimestre de la gestación (entre las semanas 12 y la 16), ya que la presencia de BA en mujeres gestantes está relacionada con el riesgo de sufrir pielonefritis al final del embarazo (en ausencia de tratamiento antibiótico un tercio de estas mujeres pueden desarrollarla). Además se correlaciona con otras complicaciones materno-fetales, como riesgo de parto pretérmino, que puede duplicarse, y el aumento del riesgo de recién nacidos de bajo peso, que se incrementa hasta en un 50%. La prevalencia de BA en el embarazo oscila entre un 2 y un 11%. Por ello, se recomienda su cribado, tratamiento, y seguimiento, ya que se ha demostrado que disminuye el riesgo de pielonefritis gestacional, parto prematuro y bajo peso al nacer. 

• Pacientes que van a ser sometidos a cirugía urológica o procedimientos invasivos urológicos con riesgo de complicaciones infecciosas o sangrado de la mucosa. La detección de la BA para la posterior guía del tratamiento profiláctico perioperatorio, ha demostrado que disminuye el riesgo de complicaciones infecciosas tras la intervención. 

El tratamiento de la BA en estos dos casos, debe ser dirigido en base al resultado del urocultivo y la sensibilidad antibiótica del microorganismo aislado. Nunca debe realizarse de forma empírica.

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