martes, 4 de junio de 2024

Cardioteca. Organización de la antiagregación en el paciente con infarto agudo de miocardio.

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Comentario de la Autora: Rosa Fernández Olmo

En la actualidad continúa siendo un reto el abordaje del riesgo global de los pacientes que han tenido un evento coronario agudo, a pesar de haber disminuido las mortalidad del infarto agudo de miocardio en los últimos años, los pacientes continúan teniendo eventos. El riesgo “global” mal llamado “residual” debe ser abordado desde la propia organización del proceso asistencial del paciente, para que pueda ser valorado y tratado adecuadamente. 

En éste artículo se realiza una revisión exhaustiva de la situación del tratamiento antitrombótico tras un infarto agudo de miocardio y las posibles mejoras, enmarcadas en la ruta asistencial del paciente. 

A pesar de las recomendaciones de las guías de práctica clínica, los datos de mantenimiento de la doble antiagregación a partir del tercer mes no supera el 70%, teniendo un impacto en el pronóstico cardiovascular de los pacientes. Cuando evaluamos la doble antiagregación prolongada más allá del primer año, no superan el 30% en lo mejores de los casos a pesar de la evidencia científica del beneficio demostrado en el estudio PEGASUS con ticagrelor 60 mg y/o en el estudio COMPASS con rivaroxabán con la dosis vascular en el paciente con enfermedad vascular crónica, aunque esta última no está comercializada en nuestro país.  

Se propone un algoritmo práctico de manejo de decisiones sobre la valoración del riesgo trombótico e isquémico, que permita una estratificación del riesgo pos infarto agudo de miocardio y una optimización del tratamiento. 

Existen unos momentos claves en la valoración del riesgo, como es el alta hospitalaria y al alta de rehabilitación cardíaca y/o de cardiología ambulatoria (12 meses del evento), en los cuales se deben de marcar los ítems, que nos van a permitir hacer una valoración del riesgo del paciente, en el que debemos considerar aspectos técnicos de la revascularización (tipo de lesión, tamaño y número de stent, vasos y lesiones afectadas) y clínicos (diabetes mellitus, enfermedad renal, eventos recurrentes, afectación multivaso, edad, enfermedades concomitantes). 

Por tanto se debe hacer un correcto abordaje del riesgo trombótico del paciente con infarto agudo de miocárdico durante el primer año,  asegurando la ruta asistencial del paciente que permita una valoración del riesgo isquémico y hemorrágico a los 12 meses y en aquellos que cumplan criterios de bajo riesgo hemorrágico con riesgo trombótico alto o moderado plantear continuar la doble antiagregación. 

Referencias:

  1. REC:CardioClinics. - Pautas de optimización del tratamiento antiagregante tras un infarto agudo de miocardio

 

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