El título del post de hoy enuncia la pregunta que el comité científico del 27 Congreso de la SEFAP -que se está celebrando estos días en Gerona- nos encomendó contestar en el formato de píldora de actualización farmacoterapéutica en 10 espídicos y escasos (escasísimos) minutos. Con estos antecedentes, decidimos dedicar una entrada a un tema que, como estarás mascullando, es más amplio y tiene más derivadas de lo que parece a primera vista.
Comencemos por el principio: vaya preguntita. ¿Cómo responderla en 10 minutos? Se nos ocurren 2 contestaciones: la corta; esto es, el matrimonio entre el fármaco para la obesidad y el paciente es para toda la vida (hasta que la muerte los separe). No en vano, los predicadores de la cronicidad ya van anunciando la buena nueva: igual que el tratamiento de la HTA es para siempre (y lo mismo ocurre con las dislipemias o la DM2) es lógico plantear que con la obesidad, definida por la OMS como enfermedad crónica, ocurra lo mismo. Bueno, pensándolo bien, a lo mejor el ejemplo de la DM2, no es el más adecuado (1, 2).
Y la larga; que es mucho más compleja y nos va a permitir rememorar a nuestro añorado Charlie Munger y una de sus célebres frases: Show me the incentives, and I’ll show you the outcome. Un poco más adelante, comprenderás a qué nos referimos.
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