Así, a bote pronto, para el dolor se puede tomar o prescribir un analgésico, ya que son fármacos que reducen o alivian el dolor.
Pero, como siempre sucede en la medicina, lo sencillo se hace complejo en cuanto que profundizamos en el problema que estamos abordando. Y el dolor es complejo.
Te cuento/me cuento (brevemente)
La propia definición de dolor está en continua revisión. Así, en 1978
el Subcomité de Taxonomía de la IASP (Asociación Internacional para el
Estudio del Dolor) elaboró la definición que dice «el dolor es una
experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión
real o potencial o descrita en los términos de dicha lesión». En esta se
recogen los diferentes componentes del dolor, identificando: el
nociceptivo, que representa la lesión tisular; el neuropático, con
lesión de las vías de transmisión nerviosa o sensorial, y la percepción y
la vivencia cognitiva, que representan la experiencia personal y
psicológica del dolor. En 2017 se creó el término de «dolor
nociplástico» para intentar cubrir el vacío de aquellos casos sin lesión
objetiva, pero en los que sí es posible identificar alteraciones
funcionales del síndrome nociceptivo. Y finalmente, al menos por el
momento, en 2020 se revisa una nueva definición que establece que «el
dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o
similar a la asociada a una lesión tisular real o potencial». La
introducción de la frase «o similar a la asociada a una lesión tisular»
viene a recoger que, aun en ausencia de lesión objetiva, se valida el
dolor como algo real; recogiendo así el concepto de dolor nociplástico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario