Las úlceras del pie relacionadas con la diabetes (UPD) tienen una prevalencia mundial del 6,3 %, alcanzando el 13 % en América del Norte [1]. Las UPD tienen un pronóstico sombrío, con tasas de supervivencia a los 5 y 10 años de aproximadamente el 50 % y el 25 %, respectivamente [2, 3]. La infección, que complica >40% de las UPD, suele ser el golpe de gracia; casi la mitad de los pacientes hospitalizados con una infección del pie relacionada con la diabetes (IPD) se someten a una amputación en el plazo de 1 año [4, 5]. Estos riesgos afectan de manera desproporcionada a las comunidades negras, hispanas, nativas, rurales y de bajos ingresos [6, 7]. Las amputaciones de las extremidades inferiores debidas a UPD son la tercera complicación diabética más costosa y muchos pacientes las temen más que la muerte [8]. En 2012, los autores de las directrices DFI de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América (IDSA, por sus siglas en inglés) declararon que “el principal problema actualmente es menos nuestra falta de comprensión total del problema que nuestra incapacidad para aplicar lo que sabemos que funciona”. [9] Esta afirmación sigue siendo precisa una década después. Los equipos multidisciplinarios de DFI pueden reducir las amputaciones importantes, y equipos similares han reducido drásticamente la mortalidad atribuible a la endocarditis infecciosa [10, 11]. A pesar de esto, sigue siendo común la colaboración inconsistente y no estructurada entre especialistas que conduce a fallas en la toma de decisiones compartida. En esta revisión narrativa, reunimos a expertos en enfermedades infecciosas, endocrinología, podología y cirugía vascular para analizar la toma de decisiones compartida en la atención de DFI. Brindamos una descripción general enfocada del manejo integral de estos pacientes, destacando la investigación moderna encabezada por nuestros colegas quirúrgicos y la orientación contemporánea del Grupo de Trabajo Internacional para el Pie Diabético (IWGDF), posiblemente la lengua franca de los especialistas de DFI [12]. Finalmente, ofrecemos las mejores prácticas para la toma de decisiones compartida médico-clínico y paciente-clínico. En particular, si bien esta revisión refleja nuestra opinión experta basada en datos publicados en gran parte después de las pautas IDSA DFI ahora archivadas, no pretende suplantar esas pautas. Esta revisión también está escrita desde la perspectiva de los médicos con sede en los EE. UU. y está dirigida principalmente a especialistas en enfermedades infecciosas (ID). Los colegas internacionales pueden encontrar algunas de nuestras consideraciones con respecto a las barreras para la atención menos relevantes, y una revisión exhaustiva de la toma de decisiones quirúrgicas en DFI está fuera del alcance de este artículo.
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