Nuestra compañera Raquel Valero está desconcertada con lo que sucede en los centros de salud (aquí).
Los residentes de familia rotamos muchos meses de nuestra formación
especializada, más de los deseables, por el hospital. Conocemos muy bien
el funcionamiento del hospital y sus integrantes, algo que no sucede a
la inversa. Si los residentes del resto de especialidades rotaran algún
tiempo de su periodo formativo por el centro de salud, como sería lo
normal en cualquier país desarrollado, conocerían mucho mejor la
atención primaria y sabrían que su principal función no es la de
"filtro" de lo que tiene que ir o no al hospital. Sabrían también de la
"normal" masificación de los centros de salud, de la "normal"
masificación en los mostradores, en las salas de espera de consultas y
extracciones. Sabrían de la "masificación" a la hora del contacto
telefónico y las dificultades del mismo por insuficiente personal y/o
incapacidad de las líneas telefónicas. Sabrían también que no pocos
centros de salud disponen de consultas sin ventanas, sin luz natural,
sin ventilación, y ahora mismo, en pleno verano, también sin aire
acondicionado. Sabrían, incluso, que una parte creciente del presupuesto
sanitario en los últimos 15 años ha ido al hospital. Sabrían que el
gasto en atención especializada ya supera con creces, incluido el de
personal, el previo a la crisis de 2008. Sin embargo, el de primaria ha
sido cada vez menor y está lejos de alcanzar, incluido el de personal,
el nivel previo a la crisis de 2008. Y estarían convencidos, como los
estamos muchos en primaria, de que estas deficiencias tienen mucho que
ver con esta distribución del presupuesto tan injusta, infame y
criminal. Una distribución, por cierto, nunca denunciada por nadie en
especializada ni siquiera por aquellos compañeros tan preocupados por la
función de "filtro" de la primaria.
Si los residentes del resto de especialidades rotaran algún tiempo por
primaria sabrían que la misma no está para que no se sobrecarguen los
hospitales sino para cosas mucho más importantes. Sabrían que los
hospitales se bastan y se sobran ellos solitos para sobrecargarse a sí
mismos (aquí y aquí). Sabrían que la oferta crea demanda y que si se aumenta
el número de médicos en especializada, cuando la población general no
aumenta, no puede esperarse otra cosa que aumenten mucho más las
consultas sucesivas de revisión que las primeras. Sabrían que la oferta crea demanda y
que si uno aumenta mucho el número de médicos en las urgencias de los
hospitales, cuando la población general no aumenta, no puede esperarse
otra cosa que aumente mucho el número de ciudadanos que acudan a ellas
sin motivo urgente y sin paso previo por su médico de primaria como
magistralmente explica Juan Toral (aquí), sobre todo cuando al mismo tiempo se reduce el número de médicos de los centros de salud. Por
cierto, tampoco hemos visto que los servicios hospitalarios de
urgencias hayan protestado porque la mayor parte de los residentes de
familia al terminar su especialidad se les contratara en urgencias del
hospital y no en los centros de salud que es donde deberían haber sido
contratados.
Si los residentes del resto de especialidades rotaran algún tiempo por
primaria sabrían que los centros de salud no están cerrados, que siguen
atendiendo a la población mediante un previo cribado telefónico,
decidiendo el médico la consulta presencial cuando proceda y no ante
banalidades. Sabrían también que durante los veranos la mitad de los
médicos de un centro salud se tiene que hacer cargo del total de los
pacientes del centro pues no se sustituye a nadie y no se pueden cerrar
consultas ni plantas como se cierran durante el verano en muchos
hospitales.
Si los residentes del resto de especialidades rotaran algún tiempo por
primaria sabrían también que más de la mitad de los médicos en activo
fallecidos por Covid19 en el SNS durante las semanas más duras de la
epidemia fueron médicos de familia de centros de salud cuando estos
representan menos de la cuarta parte del total de médicos del sistema
excluidos los residentes (aquí).
Lo cual indica que en primaria también se vivió la pandemia tan de
lleno o más que en otros servicios hospitalarios pero, desgraciadamente,
con inferiores medidas de protección. ¿Fue responsable de esta
infraprotección la inveterada infrapresupuestación de primaria?
Volver a la "normalidad" en primaria es poco recomendable porque,
precisamente, esa "normalidad" era y sigue siendo el problema. Entre
otras muchísimas cosas, por el alto riesgo de propagación del virus
entre usuarios y a profesionales que lleva implícita la "normal"
masificación de los centros y que, como resultado, condujo a la mayor y
más precoz mortalidad por Covid19 entre los médicos de familia de los
centros de salud.
No deja de sorprender que durante las últimas semanas proliferen meadas y
más meadas a la atención primaria en general o a sus médicos en
particular por parte de cargos de gestión (aquí y aquí), representantes de los mismos (aquí), representantes sindicales de enfermería (aquí) y también por parte de nuestros propios compañeros del hospital.
Y si en vez de ser residentes de otras especialidades rotando por
primaria fueran médicos de familia con muchos años de experiencia en
primaria estarían hasta las mismísimas gónadas de tanta meada y falta de
respeto. ¿Pero qué se han creído?
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NOTA ACLARATORIA PARA PRINCIPIANTES.- Desde hace unas semanas
sólo ha cambiado una cosa. Los médicos de familia de los centros de
salud ya no son quienes reciben en primera instancia toda la banalidad
que al ciudadano infantilizado le venga en gana consultar porque sí y
ahora mismo porque mi banalidad es urgente. Y claro, esto puede que
salpique a determinados ámbitos asistenciales o colectivos profesionales
muy interesados por ello en que los médicos de los centros de salud
vuelvan a la consulta presencial y masificada de siempre; es decir, a la
"normalidad". No vaya a ser que tengamos que ver esa banalidad en
urgencias o la tengamos que cribar el personal de enfermería, pues el
ciudadano infantilizado insistirá en que "le tienen que ver" porque su
banalidad es tan compleja que no puede ser comprendida ni resuelta por
teléfono. Y pregunto yo, ¿dónde está escrito que el médico de familia
tenga que ser necesariamente el primer receptor y principal cribador de
toda esta banalidad sanitaria que el propio sistema ha promocionado y
cultivado con fruición y gran éxito durante décadas? Es lo que tiene
convertir la sanidad en un bien de consumo satisfactivo en donde la
responsabilidad individual brilla por su ausencia (aquí). ¿Recuerdan
Uds. cuando, por ejemplo, nuestros gerentes nos decían que es urgente
todo aquello que el usuario entienda como urgente? Pues nada, de
aquellos barros, estos lodos. Mientras tanto, se admita o no, nos
adentramos en la segunda oleada coronavírica. ¿Volvemos a la
"normalidad" de las consultas médicas masificadas en los centros de
salud? ¿Volverán a ser los médicos de atención primaria el principal
colectivo sanitario público en activo fallecido por Covid19 en esta
segunda oleada? Hagan sus apuestas. Por cierto, lo que hoy es normal
mañana puede dejar de serlo. Por lo tanto, la "normalidad" no existe...

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