de Souto Barreto P, Rolland Y, Vellas B, et al.
JAMA Intern Med. 2019 Mar; 179(3): 394–405.
Con el
fin de revisar e investigar sistemáticamente la asociación de las
intervenciones físicas a largo plazo (≥1 año) con el riesgo de caídas,
fracturas, hospitalización y mortalidad en adultos mayores. Se
seleccionaron ensayos clínicos aleatorizados (ECA) con una duración de
la intervención de 1 año o más, realizada entre participantes de 60 años
o más. Dos evaluadores evaluaron los artículos de forma independiente,
resumieron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo.
Cuarenta y seis estudios (22.709 participantes) se incluyeron en la revisión y 40 (21.868 participantes) en los metaanálisis (edad media [DE], 73,1 [7,1] años; 15.054 [66,3%] de los participantes eran mujeres). El ejercicio más utilizado fue un entrenamiento de múltiples componentes (por ejemplo, aeróbico+fuerza+equilibrio); la frecuencia media fue de 3 veces por semana, aproximadamente 50 minutos por sesión, con una intensidad moderada. Los grupos comparadores a menudo fueron controles activos. El ejercicio disminuyó significativamente el riesgo de caídas (n=20 ECA; 4420 participantes; riesgo relativo 0,88; 95% IC 0,79-0,98), y tendió a reducir el riesgo de fracturas (19 RTC; 8410 participantes; RR 0,84; 95% IC 0,71-1,00). El ejercicio no disminuyó significativamente el riesgo de caídas múltiples (13 RTC; 3060 participantes), hospitalización (12 RTC; 5639 participantes) y mortalidad (29 RTC; 11441 participantes). Las metarregresiones en relación a la mortalidad y las caídas mostraron que 2 a 3 veces por semana sería la frecuencia óptima de ejercicio.
Se concluye que el ejercicio a largo plazo se asocia con una reducción de las caídas y, probablemente, de las fracturas en adultos mayores, incluyendo a personas con enfermedades cardiometabólicas y neurológicas.
Cuarenta y seis estudios (22.709 participantes) se incluyeron en la revisión y 40 (21.868 participantes) en los metaanálisis (edad media [DE], 73,1 [7,1] años; 15.054 [66,3%] de los participantes eran mujeres). El ejercicio más utilizado fue un entrenamiento de múltiples componentes (por ejemplo, aeróbico+fuerza+equilibrio); la frecuencia media fue de 3 veces por semana, aproximadamente 50 minutos por sesión, con una intensidad moderada. Los grupos comparadores a menudo fueron controles activos. El ejercicio disminuyó significativamente el riesgo de caídas (n=20 ECA; 4420 participantes; riesgo relativo 0,88; 95% IC 0,79-0,98), y tendió a reducir el riesgo de fracturas (19 RTC; 8410 participantes; RR 0,84; 95% IC 0,71-1,00). El ejercicio no disminuyó significativamente el riesgo de caídas múltiples (13 RTC; 3060 participantes), hospitalización (12 RTC; 5639 participantes) y mortalidad (29 RTC; 11441 participantes). Las metarregresiones en relación a la mortalidad y las caídas mostraron que 2 a 3 veces por semana sería la frecuencia óptima de ejercicio.
Se concluye que el ejercicio a largo plazo se asocia con una reducción de las caídas y, probablemente, de las fracturas en adultos mayores, incluyendo a personas con enfermedades cardiometabólicas y neurológicas.
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