El trastorno por déficit de
atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo
en la infancia, con una prevalencia estimada en torno al 7%.
Recientemente se han actualizado la Guía NICE (2018) y la Guía de práctica clínica de SNS (2017) sobre Intervenciones Terapéuticas en TDAH.
Ambas guías coinciden en la NO
recomendación de tratamiento farmacológico en niños y niñas con TDAH en
edad preescolar (antes de los 6 años). Solamente se recomienda
en niños en edad escolar, en adolescentes en los que el tratamiento
psicológico y/o psicopedagógico no ha dado resultado o en pacientes con afectación grave.
El psicoestimulante metilfenidato
es el medicamento que se usa con más frecuencia y se considera de
primera elección. En 2015 se publicó una revisión Cochranne
cuyo objetivo era evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales del
metilfenidato para niños y adolescentes con TDAH. Se incluyeron todos
los ensayos controlados aleatorios. Las conclusiones fueron que
metilfenidato parece mejorar la sintomatología y el comportamiento
general del niño con TDAH, pero la calidad de la evidencia dificulta
estimar la magnitud de este efecto. Hay algunas pruebas de que el
metilfenidato se asocia con un aumento del riesgo de eventos adversos no
graves, como son los problemas del sueño y la disminución del apetito,
pero no se demostró que aumentara el riesgo de eventos adversos graves.
De los mismos autores, se ha publicado otra revisión sistemática
en Mayo de 2018, para evaluar los eventos adversos asociados con el
tratamiento con metilfenidato en niños y adolescentes con TDAH, esta vez
en estudios no aleatorizados. Los resultados sugieren que el
metilfenidato puede estar asociado con la aparición de eventos adversos
graves, así como con una gran cantidad de reacciones adversas no graves
que a menudo conducen a la retirada del medicamento. La calificación
de la calidad de la evidencia GRADE fue muy baja, lo que condiciona la
interpretación y validez de las conclusiones alcanzadas.
Los autores de ambas revisiones
reclaman ensayos clínicos aleatorios de alta calidad y estudios
observacionales con grupo control, para distinguir entre los daños
relacionados con el medicamento estudiado y los relacionados con la
enfermedad de los pacientes. Es necesario poder establecer la magnitud
del efecto y el perfil completo de reacciones adversas del
metilfenidato, especialmente en su uso a largo plazo.
También solicitan que los futuros
estudios publiquen los datos individuales de los participantes e
informen de todos los resultados, incluidos los eventos adversos. Esto
permitirá a los investigadores realizar revisiones sistemáticas para
evaluar las diferencias del efecto del tratamiento según sexo, edad,
tipo de TDAH, presencia de comorbilidades y uso simultáneo de otra
medicación (especialmente antipsicóticos y antidepresivos).
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