Según el “Informe Anual del Sistema de Salud 2016”,
los inhibidores de la bomba de protones (IBP) suponen el subgrupo
farmacéutico de mayor consumo en número de envases a través de receta
médica del SNS. Omeprazol, con la escalofriante cifra de 54 millones de
envases (77%sobre el total de IBP) sería el de mayor número de envases
facturados.
La prescripción de antiulcerosos en dosis diaria definida por mil habitantes y día en 2012 era de 120.4, respecto a una media europea de 71.4 ese mismo año.
Los IBP son fármacos eficaces y seguros y los beneficios de su
empleo, tanto a corto como a largo plazo, superan los posibles efectos
secundarios, siempre que la indicación, dosis, pauta y duración sean las
adecuadas. Si estas condiciones no se cumplen, se presentan problemas
de seguridad tanto en la aparición de efectos adversos como
interacciones clínicamente relevantes, sobre todo en pacientes ancianos,
polimedicados y pluripatológicos.
La prescripción inadecuada es un problema común y no entiende de niveles asistenciales.
https://farmacoskm0.wordpress.com/2017/11/02/seguimos-sin-ver-a-los-elefantes/
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