Las reacciones adversas a medicamentos (RAM) suponen un problema importante en la práctica médica diaria y constituyen el tercer motivo de consulta en los servicios de alergia (15%).
Según
la World Allergy Organization (WAO), las RAM afectarían a la décima
parte de la población mundial, así como al 20% de los pacientes
hospitalizados, lo que implica un riesgo de morbimortalidad para el
paciente per se y
adicionalmente por el uso de fármacos alternativos que pueden ser de
menor eficacia, además de conllevar un mayor gasto sanitario1,2.
Se
define RAM, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS),
como cualquier efecto perjudicial y no intencionado producido por un
fármaco, que ocurre a las dosis utilizadas para profilaxis o tratamiento3.
No
se incluirían errores en la administración y dosificación, sobredosis
accidental o intencionada, el incumplimiento del tratamiento o la no
obtención de efecto terapéutico. En publicaciones más recientes, los
criterios son menos restrictivos, y se incluyen las sobredosis dentro de
las RAM, ya que se considera un riesgo posible y previsible al
prescribir un medicamento4.
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