La
secreción fisiológica de insulina tiene dos componentes: uno basal
continuo y otro agudo desencadenado por la hiperglucemia
(habitualmente tras la ingesta). Siguiendo el concepto anterior, las
insulinas actualmente disponibles se clasifican en tres grandes
grupos:
a.
Insulinas basales: tratan de imitar en lo posible la secreción basal
de insulina y controlan especialmente la glucemia basal (GB) y
preprandial; éstas, a su vez, se dividen en insulinas de acción
intermedia (NPH [Neutral Protamine Hagedorn], NPL [Neutral Protamine
Lispro] y aspar protamina [ésta última sólo comercializada en
mezclas]) y de acción prolongada (glargina y detemir).
b.
Insulinas prandiales: tratan de imitar la secreción de insulina que
se produce tras la ingesta; se dividen en insulinas rápidas
(humulina regular y actrapid) y análogos ultrarrápidos (glulisina,
aspar y lispro).
c.
Mezclas de insulina, con una insulina de acción intermedia junto a
una insulina rápida o análogo ultrarrápido, en diversas
proporciones (tabla 1).
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