La
historia del colesterol, como dice el autor de este texto, es triste;
el ejemplo perfecto de la construcción de un consenso basado en mala
ciencia, mala difusión de la ciencia y, por supuesto, intereses
comerciales, no solo de la industria farmacéutica o alimentaria sino
también de sociedades científicas, de profesionales y de académicos. El
éxito de la resistencia profesional de los médicos de cabecera
británicos contra una recomendación del NICE, -que condenaba a tomar
hipolipemiantes a millones de ciudadanos sanos, mientras los resultados
completos de los ensayos clínicos siguen siendo secretos- sirve al Dr.
Gérvas para hilar una historia de “presunción científica y médica”
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