El pasado mes de mayo de 2016 se publicaron las nuevas guías europeas de prevención cardiovascular1,
que aparecen cada 4 años, y en las que por vez primera, en comparación
con las previas, han participado en su redacción y desarrollo hasta 10
sociedades científicas europeas o internacionales (en esta edición se ha
añadido la Federación Internacional de Medicina del Deporte), y una de
ellas es la Sociedad Europea de Medicina General/Medicina Familiar–WONCA
Europe. Desde que se publicaron las primeras guías europeas en el año
1994 hasta las actuales, la prevención cardiovascular ha evolucionado
sustancialmente, pasando de unas guías muy simples y centradas en la
cardiopatía isquémica hasta las actuales donde se abordan con mucho
detalle la prevención cardiovascular desde una perspectiva más global,
incluyendo la promoción de estilos de vida favorables (no fumar,
alimentación sana y ejercicio físico regular) como base de la
prevención, el control de los principales factores de riesgo
(hipertensión, colesterol, diabetes, tabaquismo, sedentarismo,
sobrepeso-obesidad) con o sin tratamiento farmacológico, llegando a los
factores psicosociales, ambientales, genéticos, técnicas diagnósticas
más o menos sofisticadas (cuando estén indicadas) para la detección
precoz de la enfermedad vascular subclínica, la importancia de la
adherencia (y herramientas útiles para optimizarla). En cuanto al
tratamiento farmacológico, se incluyen desde los tratamientos
antihipertensivos, hipolipidemiantes e hipoglucemiantes (clásicos o más
novedosos) hasta la complejidad, por ejemplo, de los tratamientos
antitrombóticos más complejos en prevención secundaria, como la doble
antiagregación tras un síndrome coronario agudo o la implantación de un stent
o la anticoagulación oral en pacientes con fibrilación auricular y
riesgo embólico moderado o alto. Todos estos aspectos son los que el
médico de familia debe conocer y manejar adecuadamente para poder
atender y realizar el seguimiento de una manera óptima a los pacientes
tanto en prevención primaria como en prevención secundaria, de forma
integrada en los programas y modelos de control de crónicos2,
siendo el paciente cardiovascular (cardiopatía isquémica, ictus,
arteriopatía periférica) el paradigma de paciente crónico y a menudo
complejo, por la alta frecuencia de comorbilidades, polimedicación, edad
avanzada, etc
http://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-nuevas-guias-europeas-prevencion-cardiovascular-S0212656717302196
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