lunes, 23 de enero de 2017

Med. Clínica. Sobrediagnóstico: realidades y perspectivas.



Margaret McCartney, médico de familia escocesa, en su libro The patient paradox1 cuenta que cada vez acuden más personas al consultorio, no porque estén enfermas, sino porque tienen miedo de estarlo. La detección precoz del cáncer y los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares ilustrarían la paradoja a la cual se refiere McCartney. El oficio de la práctica clínica requiere habilidades para diagnosticar, pronosticar y tratar a personas con problemas de salud, pasos que deberían realizarse bajo los auspicios de la mejor evidencia disponible y ser llevados a cabo con eficacia y proporcionalidad, siempre que se quiera conseguir que los pacientes mejoren sus perspectivas y que estos beneficios sean superiores a los posibles efectos indeseables de la actuación clínica. Pero la paradoja de la medicina actual aparece cuando, fruto de las ansias preventivas, las pruebas ponen al descubierto diagnósticos en fases tan precoces que no se correlacionan con los esquemas pronósticos ni con los tratamientos disponibles.
El sobrediagnóstico es el fenómeno que ocurre cuando las personas son diagnosticadas de enfermedades que nunca les causarían síntomas ni les acortarían la vida, pero, en cambio, la alarma generada por el hallazgo les puede ocasionar consecuencias indeseables, tanto en el plano psicológico como en el social, además de secuelas debidas a tratamientos desproporcionados e inapropiados2. Veamos algunos ejemplos, empezando por los cribados de cáncer, que están en el origen del desarrollo del concepto de sobrediagnóstico3.

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