La definición de salud de la OMS es uno de los conceptos más atacados por los expertos en política y gestión sanitaria por ser demasiado amplia, ambigua y difícil de operativizar. Para muchos, está en el origen de la excesiva demanda de los ciudadanos, buscando compulsiva e irracionalmente atención sanitaria para conseguir unos objetivos que tienen más que ver con la felicidad y la realización personal que con atender necesidades médicas: “estado de perfecto bienestar físico, psicológico y social”.
Es una manera de verlo.
Sin embargo, estos críticos olvidan a los verdaderos culpables de la hiperdemanda sanitaria: el sobrediagnóstico, el sobretratamiento, los excesos en la prevención, la invención y exageración de enfermedades y la utilización de medicamentos, tecnologías e intervenciones sanitarias por parte de los médicos -influidos por una ciencia biomédica que ha perdido sus fines genuinos – ante la más mínima demanda de los pacientes.
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