Las fracturas de cadera
constituyen un importante problema de salud pública en la población
anciana, con repercusiones sanitarias (incremento de morbimortalidad y
deterioro funcional), económicas y asistenciales (aumento del grado de
dependencia e institucionalización)1 and 2.
La mayor incidencia de fracturas en esta población se debe, tanto a
factores ligados al envejecimiento (disminución de la coordinación
neuromuscular, deterioro de la visión, de la audición, presencia de
osteoporosis,…), como a factores relacionados con polimedicación y
consumo crónico de psicofármacos.
Los
psicofármacos (antidepresivos, ansiolíticos, hipnóticos y
antipsicóticos) se asocian con múltiples problemas de salud
(alteraciones del equilibrio, disminución de la capacidad de alerta,
demencia, osteoporosis, problemas cardiovasculares,…) y, también, con un
aumento del riesgo de caídas, que finalmente podrían ser la causa
precipitante de las fracturas.http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0212656716300701
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