El uso precoz de un bloqueador beta-adrenérgico tras un infarto de
miocardio se asocia a una reducción de la mortalidad a los 30 días en
pacientes sin insuficiencia cardíaca, pero su uso continuado un año
después no mejora la supervivencia a los cinco años, según los
resultados de un estudio observacional (BMJ 2016;354:i4801).
En un estudio de cohortes prospectivo se siguieron casi 2.700 pacientes
que habían presentado un infarto de miocardio sin insuficiencia cardíaca
o disfunción ventricular. Se comparó a los pacientes no tratados con
bloqueadores beta-adrenérgicos con los tratados de manera precoz
(durante las 48 h del ingreso), los que los tomaban al alta y los que
todavía los tomaban al cabo de un año.
La mortalidad a los 30 días entre los tratados de manera precoz con
bloqueadores beta-adrenérgicos después de un infarto fue menor (2,3%)
que entre los no tratados (8,6%). La mortalidad al año, en cambio, no
fue estadísticamente menor entre los tratados (3,4%) en comparación con
los no tratados (7,8%). El uso continuado al año no mejoró la
supervivencia a los 5 años.
Según los autores, estos hallazgos sugieren que el efecto beneficioso
del tratamiento con bloqueadores beta-adrenérgicos tras un infarto de
miocardio en pacientes sin insuficiencia cardíaca se reduce con el
tiempo, y cuestionan la utilidad de su uso continuado.
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