miércoles, 13 de julio de 2016

El Ojo de Markov. Deprescripción en ancianos: un proceso laborioso

Ojo de Markov número cincuenta y uno - julio 2016
8/07/2016
Fuente: BMJ
Se considera que un paciente está polimedicado cuando de manera habitual toma más de cinco fármacos, aunque el tratamiento farmacológico sea adecuado porque los beneficios potenciales superan los posibles riesgos. Hay que tener presente que en los pacientes ancianos la poli-medicación aumenta el riesgo de reacciones adversas, de deterioro de la función física y cognitiva, y el riesgo de ingreso hospitalario. De hecho se sabe que la reducción de determinadas clases de medicamentos puede disminuir los eventos adversos y mejorar la calidad de vida. Sin embargo son muy limitados los datos de cómo abordar la polifarmacia en las personas mayores, especialmente aquellas con pluri-patología, deterioro cognitivo, o fragilidad.

Se conoce la importancia de la participación del paciente en el proceso de deprescripción mediante la toma de decisiones compartidas. Existen recomendaciones para la deprescripción de medicamentos de amplia utilización en ancianos: Inhibidores de la Bomba de Protones, Benzodiacepinas. Sin embargo, existe poca información sobre la manera de llevarlo a cabo en pacientes ancianos.

En una interesante revisión publicada en el BMJ 2016, se repasan los 4 pasos que supone el proceso de decisión compartida en la deprescripción.

Pasos y consejos del proceso de decisión compartida en la deprescripción en ancianos


tabla pasos y consejos deprescripción

Cuándo iniciar la discusión sobre deprescripción

La prescripción de un fármaco suele ser sencilla ya que viene derivada de un nuevo diagnóstico, un nuevo síntoma o el resultado de una prueba analítica. Sin embargo, está menos claro cuándo se debe considerar la finalización de un tratamiento. Las situaciones desencadenantes pueden ser: el número de medicamentos (si superan los 10), un nuevo síntoma debido a una reacción adversa, falta de eficacia, medicación innecesaria, falta de adherencia al tratamiento o cambio en las prioridades terapéuticas. La mayoría de estas situaciones solo pueden ser identificadas en el contexto de una revisión de la medicación. Y estas revisiones, con frecuencia, se asocian a momentos de transición: alta hospitalaria, un nuevo diagnóstico, un médico nuevo o una interconsulta.

Las actitudes de los ancianos hacia los medicamentos

Las personas ancianas no conciben que la deprescripción sea posible y es fundamental explicárselo bien. Los médicos suelen ser reticentes a iniciar una conversación sobre deprescripción con los pacientes en la creencia de que estos valoran mucho los medicamentos y pondrán resistencia a la retirada del fármaco y por el riesgo de que interpreten la deprescripción como una falta de cuidado o de abandono. Existe evidencia que demuestra que las actitudes de los ancianos pueden ser contradictorias; tienen simultáneamente una actitud positiva, tanto a tomar medicamentos como a reducirlos.

La relación de los ancianos con el médico

La predisposición de los ancianos hacia la polifarmacia o a la deprescripción depende en gran parte de las habilidades de comunicación del profesional, de experiencias anteriores, así como del grado de confianza que el paciente tenga en el propio médico.

Los pacientes presuponen que sus medicamentos son importantes si han estado tomándolos durante muchos años. El lenguaje utilizado por los médicos cuando se comienza un tratamiento puede ser muy importante. Por ejemplo, si a los pacientes se les ha dicho que van a necesitar la medicación “para el resto de su vida”, el momento de debatir con ellos acerca de la retirada de este tratamiento puede ser difícil y generar ansiedad.

Los pacientes ancianos creen que sus médicos ya conocen sus preferencias. Esto podría reducir su percepción de la necesidad de involucrarse en la toma de decisiones.

Las actitudes ante la deprescripción

Existe una tendencia a mantener el “status quo”, que la situación continúe como está, de no cambiar nada, especialmente si se ha mantenido así durante años. Un concepto relacionado es la inercia clínica o terapéutica: Se reconoce el problema, pero se falla en la actuación. Este concepto se usa para explicar la inadecuada infra-prescripción, pero también se puede aplicar a la no deprescripción de tratamientos inadecuados. El ser humano consideran más perjudiciales los daños derivados de una acción que los que se derivan de una inacción. Estar más dispuesto a arriesgarse y causar daños por omisión que por acción. Paradójicamente, una vez que una persona está tomando una medicación, continuar tomándola es percibido como inacción, mientras que abandonar el tratamiento se considera una acción.

Las Guías clínicas y la coordinación

Los médicos de atención primaria se sienten capacitados a la hora de retirar medicamentos una vez que los síntomas han sido aliviados o curados, pero muestran menos seguridad a la hora de deprescribir medicamentos preventivos. Ya que comunican sentir la presión de las guías clínicas para prescribir terapias preventivas a pesar de saber que los potenciales perjuicios de la poli-medicación pueden superar los posibles beneficios a largo plazo. Es necesario el desarrollo de guías clínicas para el abordaje en pacientes ancianos con pluri-patología que incluyan el periodo después del cuál debería revisarse la continuidad de los nuevos tratamientos.

La falta de comunicación y cooperación entre el médico de atención primaria y el médico especialista es un obstáculo para la deprescripción en atención primaria y puede generar situaciones de desconfianza o preocupación en el paciente.

La decisión de deprescripción

Los médicos de atención primaria reconocen la dificultad a la hora de informar a los pacientes sobre los riesgos de que sufran un evento, sobre las incertidumbres en el efecto de un fármaco o en hablar de fármacos en términos de probabilidades. Existen herramientas que pueden apoyar las explicaciones dirigidas a pacientes:

ESCALAS DE RIESGO

DECISIONES COMPARTIDAS

INFORMACIÓN AL PACIENTE

(Regicor)
Tratamiento Insomnio
(Choose Wisely)

La decisión de retirar medicamentos debe hacerse utilizando una estrategia por etapas, monitorizando y vigilando adecuadamente posibles efectos indeseados y síndromes de retirada.

Es muy importante informar al paciente de que la retirada no es una situación definitiva y que va a ser constantemente evaluada de manera que si fuera necesario se reinstaurará el tratamiento retirado u otro que se considere necesario.


Autores: Juan Sebastián Gil Alonso y Alejandra García Ortiz - Dirección Técnica de Farmacia


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