(Matizaciones sobre la
entrada anterior de este blog)
Continuando con
el tema de la diabetes mellitus (DM) y a propósito de las glifocinas
(glucosúricos), la NICE (nuestra Biblia particular) ha publicado
recientemente (el 25 de mayo de 2016) una guía de uso de las mismas
en las que se recomiendan
como monoterapia cuando metformina, una sulfonilurea o pioglitazona son
inefectivas o no se toleran, y en todo caso como alternativa a las IDPP4.
Llama la atención esta
recomendación porque hasta el momento solo una de las tres glifocinas ha
demostrado la reducción de la mortalidad total (empaglifazona) en un famoso
estudio (EMPARAGE) (que se está convirtiendo en viral, como casi todo
hoy en día); sin embargo nada se sabe al respecto de las otras dos (cana y
dapa). En todo caso, este efecto sería como el ocasionado por metformina,
aunque menos intenso. Por cierto, todos sabemos que en la práctica la
monoterapia en muy pocas ocasiones consigue alcanzar los objetivos de control
de glucemia.
No obstante, a la revista
Prescrire (nuestra otra Biblia particular), le ha faltado tiempo para contraatacar
con un editorial (1 de junio de 2016) titulado “Empaglifazona.
No tener prisa en utilizar este fármaco”. Sus argumentos son que, si bien
el fármaco efectivamente reduce la mortalidad
cardiovascular (5.7% versus 8.3%, p<0.001), ésta no se debe a la
reducción de las complicaciones vasculares propias de la DM (IAM o ictus), sino
por reducción de la insuficiencia cardiaca, probablemente por su efecto diurético.
Aunque en fin, la insuficiencia cardíaca sería en todo caso una variable
intermedia (o surrogada), mientras que la mortalidad total es una variable final,
(o “dura”), de las que realmente importan.
De paso la revista en su editorial
recuerda sus efectos secundarios, como infecciones genitales, insuficiencia
renal, hepatotoxicidad, cetoacidosis y deshidratación. Por todos estos motivos,
se hace una llamada a la calma hasta disponer de más información. Sobre
dapaglifocina y canafligocina, la revista las descarta por su relación
beneficio-riesgo desfavorable.
Así pues, podemos comprobar
claramente como puede haber discrepancias incluso entre los referentes clásicos
sobre el uso racional o eficiente de los medicamentos. En todo caso, es mejor
la discrepancia que la ley de la jungla.
Grup del Medicament
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