jueves, 8 de octubre de 2015

Sala de lectura. (BMJ) El sesgo de publicación fulmina la credibilidad de reboxetina.

La todopoderosa American Psychiatric Association ha anunciado la actualización de su guía de práctica clínica. Confesamos que aún no nos hemos leído a fondo este influyente documento. Pero otros que sí lo han hecho, han criticado duramente su contenido por vago y poco concluyente a la hora de recomendar un tratamiento de primera elección y las íntimas relaciones de sus autores con la industria farmacéutica. Claro que, pensándolo bien, es posible que ambos aspectos estén muy relacionados. La segunda novedad es un ensayo clínico publicado por el Health Technology Programme -fuente bibliográfica de la que conviene estar pendiente- y que con el título A pragmatic randomised controlled trial to compare antidepressants with a community-based psychosocial intervention for the treatment of women with postnatal depression: the RESPOND trial, ha tenido como objetivo comparar el tratamiento farmacológico con una intervención no farmacológica (visitas puerperales) para tratar la depresión postparto. De este ensayo destacamos su metodología (dedicaremos un post a los estudios pragmáticos), sus resultados y las casi 200 páginas que han necesitado los autores para contarnos su experimento. Esto da idea del esfuerzo de síntesis que habitualmente debe hacerse para resumir en 8-10 páginas el contenido de un ensayo clínico. Razón de más -pensamos- para seguir concienzudamente las recomendaciones del CONSORT. La tercera novedad, con la que nos vamos a extender un poco más, se ha publicado con bastante ruido en el British Medical Journal. Con el título Reboxetine for acute treatment of major depression: systematic review and meta-analysis of published and unpublished placebo and selective serotonin reuptake inhibitor controlled trials este interesante estudio ha tenido como objetivo evaluar los beneficios y riesgos de reboxetina vs placebo o los ISRS en el tratamiento agudo de la depresión y medir el impacto potencial del sesgo de publicación en los ensayos de reboxetina. Aunque visto lo visto, el estudio es casi lo de menos. Pasa a la Sala de lectura y averigua porqué…
Como dice su larguísimo título, el estudio es una revisión sistemática y meta-análisis de los datos -publicados o no– procedentes de ensayos clínicos aleatorizados, doble ciego y controlados (n=13) de reboxetina frente a placebo o un ISRS, en el tratamiento agudo (>6 semanas) de la depresión en adultos. Los datos del 74% de los pacientes incluidos en el análisis, no habían sido publicados previamente. De los resultados, destacamos: en la comparación de reboxetina vs placebo, no se encontraron diferencias significativas en la tasa de remisión de la enfermedad (OR=1,17; IC95% 0,91-1,51; p=0,216). En los 8 ECA meta-analizados para este fin el grado de heterogeneidad fue alto (I2=67,3%). Por otra parte, reboxetina fue inferior a los ISRS con los que se comparó (fluoxetina, paroxetina y citalopram) en la tasa de remisiones y de respuestas. Así mismo, fue inferior a placebo en términos de efectos adversos y se comprobó que los datos publicado sobreestimaron los beneficios de reboxetina vs placebo en un 115% y de un 23% vs los ISRS. Además, se infraestimaron los riesgos. Con estos resultados, los autores -patrocinados por el IQWiG– concluyen que reboxetina es, de forma global, un antidepresivo ineficaz y potencialmente perjudicial. La evidencia publicada está afectada por un sesgo de publicación, lo que subraya la necesidad urgente de que la publicación de los datos de los ensayos clínicos sea obligatoria.
Comentario: no estamos ante un estudio más y para saber porqué, nada como leer el comentario titulado Finding studies on reboxetine: a tale of hide and seek firmado por los propios autores  en los que detallan el juego del gato y el raton al que los sometió Pfizer. Según su testimonio, el proceso de recuperación de evidencias sobre reboxetina para elaborar un informe de evaluación sobre los nuevos antidepresivos, fue entorpecido por dicho laboratorio, que proporcionó una lista de ensayos publicados pero no el listado completo de los no publicados tal y como el IQWiG le requirió. Las publicaciones secundarias sugerían que había estudios ocultos. Y una búsqueda puso de manifiesto que reboxetina se había ensayado en al menos 16 estudios con unos 4.600 pacientes. No obstante, se habían publicado datos de sólo 1.600 de ellos. Debido a esto, el informe preliminar del NICE alemán concluyó que, debido al alto riesgo de sesgo de publicación, no era posible evaluar reboxetina ni dar su eficacia por demostrada. Tras el consiguiente tira y afloja y las quejas del IQWiG al gobierno germano, al que solicitó que presionara a la Unión Europea para que se obligara al registro y publicación de todos los datos de los estudios ajustándose a un plazo determinado, Pfizer cedió. Y estos datos son los que se nos presentan ahora en este estudio. Todo un culebrón en el que una vez más, el gigante azul queda bastante desairado. Según la versión del IQWiG, se ocultaron los datos del 75% de los pacientes en los que se ensayó su antidepresivo y ello ha permitido, hasta ahora, sobreestimar sus beneficios e infraestimar sus riesgos. Otro daño colateral de este sucio juego es la evidencia, pues revisiones sistemáticas anteriores a ésta han llegado a conclusiones que hoy sabemos están falseadas. Como detalla @fgodlee, la dire del BMJ, en el editorial que acompaña al estudio, lost in the sometimes rancorous debate over research transparency, and the reasons for publication and non-publication, is the most important thing: efforts are needed to restore trust in existing evidence.
Terminamos con una frase de Gordon Gekko, en boca de Michael Douglas, que esta deprimente historia nos ha recordado: si dejas de decir mentiras sobre mí, yo no diré la verdad sobre ti. El IQWiG ha reído el último y ha dejado a Pfizer y su reboxetina a los pies de los caballos. Un fármaco calificado de ineficaz y potencialmente peligroso para los pacientes. Suficiente para meterlo en la nevera a la espera de nuevas noticias. Al final, la verdad prevalece y nosotros, hormigas con altavoz, os la hemos contado.

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