http://metgedefamilia.blogspot.com.es/2015/04/prevencio-del-errors-la-identificacio.html
Las equivocaciones están presentes en la medicina como en otras actividades sociales. Sus consecuencias pueden ser triviales, pero a menudo son graves y pueden ser catastróficas. Algunos errores son inevitables; otros se hubieran podido evitar y otros, incluso, son culpables.
Para corregir los errores se deben tomar medidas, sin embargo, en muchas situaciones, las equivocaciones son irrevocables; el único beneficio está en la prevención de errores similares en el futuro.
Los médicos se espera que saquen provecho de sus experiencias y, desde
los primeros días como estudiantes de medicina, son exhortados a
aprender de sus propios errores.
Aprender,
sin embargo, sólo los propios errores de un mismo sería un proceso
demasiado lento y doloroso, innecesariamente costoso para los enfermos. Las experiencias se agruparán de manera que los médicos puedan también aprender de los errores de los demás. Esto requiere una disposición a admitir que se ha equivocado y discutir los factores que pueden haber sido responsables.
Exige una actitud crítica hacia el propio trabajo que uno hace y hacia lo que hacen los demás. Lamentablemente, es poco frecuente entre los estudiantes de medicina y los médicos encontrar esta franqueza a su alrededor.
Gorowitz
y McIntyre escribieron: "Ningún tipo de falibilidad es más importante o
menos entendimiento que la falibilidad en la práctica médica. La
propensión del médico hacia un error que provoque perjuicios es
ampliamente negada, tal vez porque es intensamente temida ... médicos y
cirujanos a menudo retroceden ante la identificación de un error en la
práctica clínica; mucho
menos el registran, presumiblemente porque ellos mismos sostienen ...
que el error proviene de la ignorancia o ineptitud de uno mismo o de los
colegas ". Pero las equivocaciones deben registrar y analizar si queremos conocer
la razón por la que se han dado y cómo se podrían haber prevenido.
Ya
que los errores no deberían repetirse, es importante tanto que unas
determinadas actitudes, profundamente arraigadas en la profesión, se
superen. A
menudo las actitudes profesionales están determinadas por la ética
profesional, por los principios que determinan si las ideas y las
acciones son consideradas buenas o malas. También están influenciadas por las costumbres profesionales, las
reglas de conducta hacia los colegas y, más importante aún, hacia los
enfermos.
La
identificación inequívoca del paciente en cualquier gestión de tipo
administrativo o actuación asistencial es clave para su seguridad.

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