La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es una enfermedad crónica de prevalencia creciente asociada a la obesidad, el sedentarismo y el envejecimiento de la población. La magnitud del problema obliga a ser muy cuidadosos a la hora decidir el mejor tratamiento cuando no se alcanzan objetivos de control a pesar de las medidas higiénico-dietéticas y la metformina. Durante muchos años las sulfonilureas (SU) y la insulina fueron las únicas opciones disponibles. En los últimos años se han comercializado los fármacos incretínicos y los fármacos glucosúricos. Estos nuevos grupos farmacológicos, comentados en este Boletín, suponen alternativas de eficacia discreta en cuanto a la mejora del control glucémico con un perfil beneficioso referente a la ganancia ponderal y las hipoglucemias.Estas mejoras ponderales son, sin embargo, marginales, el menor riesgo hipoglucemiante se restringe especialmente los pacientes que no hacen tratamiento concomitante con SU o insulina y las hipoglucemias graves han sido acontecimientos muy poco frecuentes en todos los estudios revisados. En cuanto al perfil de seguridad a largo plazo, como con todos los fármacos de reciente comercialización, quedan cuestiones pendientes de resolver. Por todos estos motivos, la prescripción de estos nuevos fármacos debe restringirse a pacientes con DM2 mal controlada con sobrepeso / obesidad o con riesgo de hipoglucemias graves. Es responsabilidad de los facultativos hacer un seguimiento de la efectividad y la seguridad de los fármacos prescritos, todo valorando el hecho de mantener o no los nuevos tratamientos
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