JAMA Internal Medicine (JAMA Intern Med)
diciembre 2014
Volumen 174 nº 12 página(s) 1930-3
En estudios de series de casos y en estudios retrospectivos se han
identificado trastornos graves del control de los impulsos con juego
patológico, hipersexualidad y realización de compras compulsivas,
asociados al uso de agonistas dopaminérgicos. Estos fármacos son
utilizados en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, el síndrome
de piernas inquietas y la hiperprolactinemia. El objetivo del presente
estudio fue analizar notificaciones de efectos indeseados graves de este
tipo recibidas por la FDA, relativas a 6 fármacos agonistas
dopaminérgicos: pramipexol, ropinirol, cabergolina, bromocriptina,
rotigotina y apomorfina.MÉTODOS: Se realizó un análisis de
desproporciones de notificación, basado en los 2,7 millones de
notificaciones procedentes de EEUU y de otros países recibidas entre
2003 y 2012, extraídas de la base de datos de notificación espontánea de
la FDA. Los casos fueron seleccionados si contenían alguno de los 10
términos diagnósticos preferidos del Diccionario MedDRA. Se comparó la
proporción de notificaciones de los diagnósticos de interés con la
totalidad de las notificaciones relativas a cada fármaco (PRR).RESULTADOS:
Se identificaron 1.580 acontecimientos que indicaban trastorno del
control de los impulsos procedentes de EEUU y de otros 21 países: 710
mencionaban algún fármaco agonista dopaminérgico y 870 mencionaban otros
fármacos. Ludopatía (628), hipersexualidad (465) y la compulsión por
las compras (202) fueron los más frecuentes. También se observaron otros
acontecimientos, aunque en menor proporción, como dromomanía (obsesión
patológica por trasladarse de un lugar a otro), cleptomanía, inclinación
excesiva por las fantasías sexuales y trastornos alimentarios. En
total, 710 fueron atribuidos a fármacos agonistas de la dopamina y el
resto (870) a otros tipos de fármacos.Los agonistas
dopaminérgicos mostraron una fuerte señal de asociación a estos
trastornos del control de los impulsos (n=710; PRR=277,56; p<0,001).La
asociación fue especialmente sólida con pramipexol (n=410; PRR=455,9;
p<0,001) y ropinirol (n=188; PRR=152,5; p<0,001), que tienen
afinidad preferente por el receptor dopaminérgico D3. También se
registró señal con aripiprazol, un antipsicótico clasificado como
agonista parcial del receptor D3 (n=37; PRR=8,6; p<0,001).CONCLUSIONES
Y RELEVANCIA: Estos resultados confirman y amplían las pruebas de que
los fármacos agonistas dopaminérgicos se asocian a estos trastornos
específicos del control de los impulsos. En la actualidad los envases de
estos medicamentos agonistas dopaminérgicos aprobados por la FDA no
contienen una advertencia de este riesgo que conste en la información
para su prescripción. Los resultados de este estudio, unidos a los de
estudios anteriores, demuestran que es necesario advertir más claramente
de este riesgo.“Estos comportamientos pueden afectar
enormemente al trabajo de los afectados, a su vida de pareja y a la
economía familiar”, advierten los autores del estudio. Sin embargo,
estiman que “alrededor de un 50% no transmite su situación a su médico, e
incluso cuando se les pregunta, minimizan el problema”, señalan los
autores
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