miércoles, 2 de julio de 2014

La salud en la crisis. Informe SESPAS . Docencia Alto Palancia

Aconsejable la lectura del informe SESPAS sobre el impacto de la crisis económica en la salud publicado en la revista Gaceta Sanitaria.
Para reflexionar...
Jun 2014 03:44 AM PDT
El  3 de junio se presentó en Barcelona el Informe SESPAS 2014, que en esta ocasión aborda el impacto de la crisis económica en la salud.
Los objetivos del Informe SESPAS 2014 son:
  1. Analizar el impacto de la crisis en la salud y los comportamientos relacionados con la salud, en las desigualdades y en los determinantes de la salud en España;
  2. Describir los cambios en el sistema sanitario español a raíz de las medidas adoptadas para afrontar la crisis y valorar su posible impacto en la salud;
  3. Revisar la evidencia sobre el impacto de otras crisis y de la actual en otros países, así como las respuestas políticas; y
  4. Proponer intervenciones y políticas alternativas a las llevadas a cabo hasta el momento con una perspectiva de salud poblacional y evidencia científica, que ayuden a mitigar el impacto en la salud y en las desigualdades en salud.
El Informe se organiza en cinco bloques:
  1. Crisis económico-financiera y salud, causas, consecuencias y contextos;
  2. Impacto sobre los determinantes estructurales de la salud y las desigualdades en salud;
  3. Impacto en salud y en comportamientos relacionados con la salud, e indicadores para la monitorización;
  4. Impacto sobre los sistemas de salud; y
  5. Impacto en grupos específicos de población: infancia, personas mayores y población inmigrante.
Hay evidencia de la relación de la crisis con la salud de la población española, con las desigualdades en salud, con los cambios en algunos estilos de vida y con el acceso a servicios sanitarios.
La crisis ha impactado en muchos determinantes estructurales de la salud, y se identifican distintos grupos de población que son más vulnerables a los efectos de la crisis. Generalmente, las respuestas políticas sobre cómo gestionar las crisis no han tenido en cuenta la evidencia existente. La crisis puede facilitar la vulnerabilidad de las políticas públicas a la acción de las corporaciones, poniendo en riesgo la implantación de políticas saludables.
Acceso a los diferentes artículos del Informe en la web de Gaceta Sanitaria

Tratamiento de la hiperuricemia: cuándo y con qué. Farmacia de AP

La hiperuricemia es el principal factor de riesgo de gota, aunque la mayoría de los pacientes que la presentan están asintomáticos y no la desarrollan. Se habla de hiperuricemia crónica cuando se alcanzan niveles mantenidos de urato >6,8 mg/dl, nivel fisiológico de saturación del urato monosódico.
La gota es una enfermedad reumática que se caracteriza por el acúmulo de depósitos de cristales de urato monosódico en las articulaciones y otros tejidos periarticulares tras una hiperuricemia crónica. La gota aguda no tratada o tratada inadecuadamente puede evolucionar a gota crónica, que se caracteriza por inflamación y destrucción articular, dolor persistente y formación de tofos, así como la aparición de litiasis úrica y nefropatía crónica.
La incidencia y la prevalencia de la gota han aumentado en las últimas décadas, probablemente debido a los cambios del estilo de vida y al envejecimiento de la población. Afecta a alrededor del 1-2 % de la población adulta en países desarrollados, siendo la forma más común de artritis inflamatoria en hombres mayores de 40 años.
El tratamiento de la gota incluye el tratamiento de las crisis gotosas, de la hiperuricemia y el manejo de las comorbilidades.
Tratamiento de la crisis gotosa
La crisis de gota es una artritis inflamatoria muy dolorosa, que generalmente afecta a una articulación (con frecuencia, la clásica podagra). Se caracteriza por dolor intenso, inflamación e intensa sensibilización con eritema, que alcanza el máximo a las 6-12 horas del inicio de los síntomas.
El objetivo del tratamiento es aliviar rápidamente el dolor y la discapacidad. La resolución de los síntomas es más rápida y completa cuanto antes se empiece el tratamiento.
Los AINE a dosis plenas, son el tratamiento de primera línea en la mayoría de los pacientes, tan pronto como aparezcan los síntomas, ya que debido a su toxicidad gastrointestinal el tratamiento con colchicina (tratamiento clásico de eficacia probada) está en desuso. Cuando los AINE y la colchicina estén contraindicados, los corticoides orales son una opción apropiada. Si hay tratamiento hipouricemiante de base, éste no se debe alterar durante la crisis de gota.
Tratamiento de la hiperuricemia
La mayoría de los pacientes que, a pesar de haber sufrido una crisis de gota, no han iniciado un tratamiento hipouricemiante, experimentarán una segunda crisis gotosa en los dos años siguientes.
El tratamiento de las comorbilidades y de los factores de riesgo puede afectar al control de la hiperuricemia. Destacar medidas no farmacológicas tales como pérdida de peso en caso de obesidad, dieta pobre en purinas y reducción de consumo de alcohol. Se debe tener en cuenta también el efecto en la uricemia de otros fármacos, entre los que destacan los diuréticos (sobre todo las tiazidas y los diuréticos de asa) y los salicilatos a dosis bajas.
En lo que respecta al tratamiento farmacológico hipouricemiante, deben seguirse las siguientes recomendaciones:
  • No hay evidencia que avale el tratamiento de la hiperuricemia asintomática con fármacos.
  • Se debe indicar tratamiento hipouricemiante con fármacos en pacientes con gota grave.
  • En los casos más leves o después de la primera crisis no hay uniformidad de opinión, por lo que la decisión debe ser individualizada.
  • Una vez iniciado el tratamiento hipouricemiante la duración del mismo será indefinida.
El objetivo es conseguir que los niveles de urato en plasma estén por debajo de 6 mg/dl, para que se disuelvan los cristales y no se depositen nuevos cristales en las articulaciones. Se recomienda esperar dos semanas tras una crisis gotosa antes de iniciar el tratamiento hipouricemiante.
Durante los 6 primeros meses de tratamiento hipouricemiante, y para evitar crisis gotosas, se recomienda realizar profilaxis de gota con colchicina o AINE.
¿Con qué tratar la hiperuricemia?
Los medicamentos que se emplean en el tratamiento de la gota pertenecen a dos grupos terapéuticos: los inhibidores de la xantina oxidasa, que inhiben la producción de ácido úrico (alopurinol y febuxostat) y los uricosúricos, que aumentan la eliminación renal del ácido úrico (probenecid y benzbromarona). El uso de este segundo grupo de medicamentos es poco habitual en nuestro medio.
El alopurinol es el tratamiento de elección. La dosis autorizada es de hasta 900 mg al día repartidos en varias tomas, aunque en la práctica habitual con frecuencia se infradosifica, quizá por miedo a las reacciones de hipersensibilidad, infrecuentes pero potencialmente graves. Se recomienda comenzar con dosis bajas (100 mg diarios) e ir aumentando progresivamente (100 mg cada 2-4 semanas) hasta conseguir niveles de uricemia <6 mg/dl, es decir, se puede emplear una estrategia “treat-to-target”, más eficaz que la utilización de dosis fijas de alopurinol.
Febuxostat es un fármaco hipouricemiante de más reciente comercialización. Ha resultado ser más eficaz que alopurinol a dosis fijas en la reducción de los niveles de ácido úrico, pero no ha demostrado ser más eficaz en la reducción de los ataques de gota. Se debe tener en cuenta, que en los ensayos clínicos, alopurinol se ha utilizado a dosis fijas de 300 mg/día, sin realizar titulación de la dosis, lo que puede haber sobrestimado la eficacia comparada de febuxostat.
La dosis recomendada es de 80 mg/día y si después de 2-4 semanas la uricemia es >6 mg/dl, puede considerarse la dosis de 120 mg/día. Presenta un perfil de seguridad similar a alopurinol a corto plazo: se han notificado casos de reacciones de hipersensibilidad graves, incluyendo síndrome de Steven-Johnson, reacciones anafilácticas agudas y fallo hepático. A largo plazo los datos son limitados. Los efectos cardiacos, hepáticos, hematológicos y tiroideos son poco conocidos, por ello no se recomienda en pacientes con enfermedad cardiaca isquémica o insuficiencia cardiaca congestiva.
El coste del tratamiento con febuxostat es 10 veces superior al de alopurinol. Febuxostat no puede considerarse como el hipouricemiante de primera línea, pero hay evidencia limitada que sugiere que puede ser una opción para pacientes que presentan hipersensibilidad o contraindicación a alopurinol.

Se ha publicado la Guía Metodológica de Intercambio Fármaco-Terapéutico (Guía GIFT versión 2.0 Mayo de 2014).

 Se ha publicado la Guía Metodológica de Intercambio Fármaco-Terapéutico (Guía GIFT versión 2.0 Mayo de 2014).
Los contenidos metodológicos y procedimientos de intercambio terapéutico descritos es esta web, han sido objeto de desarrollo dentro del proyecto FIS en 2011-2013.
Para acceder pinchar aquí

Primer caso de psicosis catatónica causada por el consumo de un cannabinoide sintético

Se ha descrito el primer caso de psicosis catatónica causado por un derivado sintético del cannabis: el spice. La relación entre el consumo de esta sustancia, el brote psicótico y los problemas en el aparato locomotor similares a los causados por la enfermedad de Parkinson ha podido describirse por primera vez por este equipo.
El spice es una sustancia psicoactiva que en España consume el 1,1% de los adolescentes, según la encuesta ESTUDES 2010. El trastorno del movimiento detectado en este caso, similar a la catatonía, consiste en la pérdida de armonía al caminar y la rigidez de cuello, cabeza y brazos. Otro aspecto relevante es que los síntomas motores y la postura encorvada en posición de 'mantis religiosa' persistieron durante meses tras abandonar el consumo de spice.
Los autores confirman que hasta ahora los episodios de catatonía detectados sólo se habían descrito en investigaciones de experimentación animal, con ratas sometidas a altas dosis de spice. Este también es un caso muy significativo de patología dual, o relación entre consumo de sustancias y otros trastornos mentales. Más de un 40% de pacientes diagnosticados de dependencia al alcohol y un 50% de diagnósticos de dependencia a otras sustancias presentan a su vez otro diagnóstico psiquiátrico.
 
[ Psychiatry 2014]
Haro G, Ripoll C, Ibáñez M, Orengo T, Liaño VM, Meneu E, et al.

El resveratrol de los alimentos no parece beneficiar por sí mismo la salud

Un estudio internacional parece apuntar que el consumo de resveratrol –una sustancia del grupo de los polifenoles que se encuentra principalmente en productos derivados de la uva como el vino tinto y también, en menor cantidad, en el chocolate y las frutas del bosque– no reduce la mortalidad ni las probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares o cáncer en personas de edad avanzada. El trabajo se diferencia de resultados de estudios anteriores, que ligaban los suplementos de resveratrol con efectos antioxidantes, antiinflamatorios y anticancerígenos.
El nuevo estudio, de carácter observacional, se basa en el seguimiento durante nueve años de una muestra poblacional de 783 hombres y mujeres mayores de 65 años y residentes en la Toscana italiana. Los participantes no tenían ninguna dieta asignada, pero se trata de una zona donde el consumo de vino tinto de la región es habitual.
Los investigadores analizaron muestras de orina de 24 horas para detectar los niveles de metabolitos del resveratrol, mediante la técnica de espectrometría de masas. Tras considerar factores como la edad y el sexo, las personas con mayor concentración de metabolitos de resveratrol presentaban los mismos índices de mortalidad que aquellas con menores niveles de resveratrol en la orina. La concentración de resveratrol tampoco se asoció con los marcadores de inflamación o con un descenso en las enfermedades cardiovasculares o las tasas de cáncer.
Los autores concluyen que los beneficios del resveratrol, si se producen, tienen que proceder del consumo global de polifenoles o sustancias que se encuentran en estos productos alimentarios. De hecho, un estudio anterior del mismo equipo de investigadores asoció el consumo elevado de polifenoles en la misma muestra poblacional con la reducción en un 30% de la mortalidad en mayores de 65 años. 
 [JAMA Intern Med 2014]
Semba RD, Ferrucci L, Bartali B, Urpí-Sarda M, Zamora-Ros R, Sun K, et al.