martes, 30 de diciembre de 2014

La transparencia mejora el conocimiento biomédico. Fuente No Gracias.

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Todas las políticas emprendidas hasta el momento por la comunidad científica biomédica dirigidas a mejorar la transparencia en relación con los ensayos clínicos (declaración del financiador del estudio, declaración de conflictos de interés de los autores de los artículos, declaración de las contribuciones de cada autor, etc..) tienen como objetivo último mejorar el conocimiento científico
La exigencia de registro prospectivo de los protocolos de los ensayos clínicos por parte de las revistas científicas como pre-requisito para la publicación posterior de los artículos pretendía paliar el conocido como “sesgo de publicación”, es decir, la evidencia de que los ensayos clínicos publicados tienen mayoritariamente resultados positivos a favor del medicamento estudiado y que cuando se accede a los datos de todos los ensayos clínicos realizados (publicados más no publicados), con frecuencia, las conclusiones acerca de la bondad del medicamento pueden ser completamente distintas.
Así pasó con el antidepresivo reboxetina. Cuando investigadores independientes pudieron acceder a todos los datos de los ensayos clínicos realizados se supo que:
1- Tan solo se habían publicado el 26% de los datos existentes
2.- Al analizar todos los datos se objetivó que el conocimiento científico publicado hasta ese momento sobreestimaba gravemente el beneficio de la molécula
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Más escandaloso fue el caso del Tamiflu: al conocerse todos los datos este medicamento pasó de ser considerado la esperanza mundial para luchar contra la “mortífera” pandemia de la Gripe A (la ironía es obvia) a no mucho más efectivo que una aspirina para los síntomas del catarro.
La iniciativa AllTrials, surgió precisamente para conseguir que todos los ensayos clínicos que se pusieran en marcha y sus resultados fueran públicos y, por tanto, no pudieran ocultarse los datos negativos de manera que la información acerca de los medicamentos fuera lo más equilibrada posible
Sin embargo, hasta ahora, no había datos objetivos sobre si esta presunción era adecuada. Esta semana se ha publicado en el JAMA un artículo que demuestra que efectivamente, la obligación de registrar los ensayos clínicos antes de incluir ningún paciente mejora el conocimiento científico. De 191 ensayos clínicos analizados que estaban registrados, 86 fueron publicados y de ellos el 52% tenían resultados positivos. De los 105 ensayos registrados no publicados, tenían datos positivos el 70,5%. Es decir, por primera vez, los ensayos no publicados muestran resultados positivos con más frecuencia que los ensayos publicados, Cuando se comparaba la calidad de la metodología se comprobó que también era mucho mejor la de los ensayos publicados.
En el editorial que comenta los resultados se hipotetiza que esta mejora del conocimiento publicado se debe a dos razones:
1- Los autores no pueden manipular los resultados ya que el protocolo original es accesible a los revisores
2- Los promotores no pueden seleccionar para publicar solo los ensayos clínicos con resultados positivos ya que los revisores pueden acceder a todos los ensayos realizados y detectar el posible sesgo de publicación
La transparencia hace que el comportamiento público de instituciones y personas tienda a ser más ético. En ciencia, a que el conocimiento sea más robusto y equilibrado.

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