lunes, 22 de diciembre de 2014

DICAF: Fármacos para la prevención del VIH.

JAMA 2014;312(4):452
Aun que la prevención de conductas de riesgo sigue siendo el método más efectivo para la prevención del contagio por VIH, en situaciones muy específicas existe la posibilidad del uso de fármacos profilácticos destinados a prevenir la infección.
El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario, alterando su función, lo que conduce a un deterioro progresivo del sistema inmunitario que en última instancia deja de poder cumplir su función contra infecciones y enfermedades. En las etapas avanzadas de la infección se declara la presencia de Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (SIDA) cuando se detecta la presencia de alguna de las más de 20 infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el VIH. El VIH puede transmitirse por las relaciones sexuales vaginales, anales u orales con una persona infectada, por transfusión de sangre contaminada o por el uso compartido de agujas, jeringuillas u otros instrumentos punzantes que faciliten el contacto entre una persona contaminada y una sana. También puede existir transmisión entre madre e hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia.
La adopción de conductas preventivas inteligentes, como usar siempre condones y no compartir agujas nunca, son las más efectivas aun que en determinadas situaciones, también pueden utilizarse determinados fármacos para prevenir la infección por VIH: son las denominadas  píldoras antirretrovirales o píldoras anti-VIH. Estos medicamentos están indicados para ser tomados por personas que no presentan infección por el VIH pero sí presentan un alto riesgo de contraer el virus. Existen 2 tipos de profilaxis farmacológica frente al VIH que implican el uso de medicamentos: la profilaxis previa a la exposición y la profilaxis posterior a la exposición.
En el primer caso se trata de un tratamiento profiláctico indicado para personas  que tienen por ejemplo una relación con una pareja que tiene la infección, personas que tienen muchas parejas sexuales y no utilizan preservativo de forma regular, o personas consumidoras de drogas, principalmente cuando utilizan  vía  parenteral para su administración, aun que también se han reportado casos de  transmisión  por uso compartido de instrumentos para la administración de sustancias por vía nasal. La profilaxis previa supone la toma diaria de una píldora que combina 2 medicamentos antirretrovirales, durante  el tiempo que se mantenga la conducta de riesgo. El tratamiento puede prolongarse durante meses o años. Este tipo de terapia preventiva es relativamente nuevo, y no ha sido hasta mayo de 2014 que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU han publicado el primer conjunto de pautas completas para su uso.
Los tratamientos profilácticos posteriores a la exposición al virus, son utilizados principalmente por personal sanitario que por accidente se ha visto expuesto a una posible situación de transmisión (pinchazo con la aguja de un posible enfermo por ejemplo), en caso de agresión sexual o en casos de encuentros sexuales no planificados con una persona que pudiera estar contaminada. En este caso la persona debe iniciar el tratamiento lo antes posible, en el término de los 3 días siguientes a la exposición. El afectado deberá tomar 2 o 3 píldoras anti-VIH, todos los días durante 4 semanas. Este tipo de tratamiento, a diferencia del caso anterior, ha sido definido para situaciones o casos puntuales y no para ser usado de forma repetida y nunca por periodos de más de 4 semanas.
Tanto la forma previa como la forma posterior de este tipo de tratamientos reducen de forma muy significativa las posibilidades de contagio, pero no ofrecen un 100% de  eficacia, por lo que la prevención de conductas de riesgo sigue siendo el método más efectivo para mantener alejada toda posibilidad de contagio  por VIH.

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