Desde
hace muchos años hay dos factores de virulencia que los virus no
guardan escondidos entre sus genes: los aviones y la estupidez humana.
De
las dos cosas, parece, nos sobra en España. Y parece que también
dinero. Y tenemos tanto de las tres cosas como para cerrar toda una
planta de un hospital no preparado del todo y fletar un avión para traer
a un señor (que roza el límite-de-edad-permitido-en-esta-vida) contaminado
con uno de los virus más peligrosos del planeta. Que esto es España,
joder. Aquí en política no se piensa, se actúa.
Si
se quería ejemplarizar la diferencia entre el Primer y Tercer Mundo
bastaba con dejarse gran cantidad de dinero -que sorprendentemente y de
golpe parece que tenemos- en fletar un avión y llevarle a ese señor
todas las comodidades y paliativos del planeta y separarlo del resto de tercermundistas por
los que no vamos a mover ni un dedo. Que ojo, no es que se le traiga a
un quirófano espectacular ultranecesario para el tipo de operación que
requiere su enfermedad, lo traemos para darle los mismos paliativos.
Pero mejor aquí, porque sino, no gastábamos estupidez humana, que es la
verdadera Marca España. Y la devoción, que todos sabemos que el hecho de
que sea cura es la mitad de la historia.
Teníamos
que traerlo a España porque si lo han hecho los americanos podemos
hacerlo nosotros. Que sí, que ellos tienen hospitales de barrera –hasta
nivel 4, lo que se necesita- y expertos internacionales en este tipo de
brotes, pero nosotros también tenemos hospitales, que sí, que los hemos
desmantelado con la excusa de la crisis pero no es nada que no se pueda
apañar en un día. Que somos el país de la ñapa rápida y a correr.
Soy
virólogo y sé de sobra que en temas sensibles no se puede alarmar a la
población así como así. Sé de sobra que se van a extremar las
precauciones y que el Ébola no es un ejemplo de virus altamente
transmisible. Pero por todo esto también sé de sobra que es una
auténtica temeridad poner en riesgo la salud de muchas personas
trayendo una enfermedad como esta por salvar la vida de una única
persona. Que existe una cosa que se llama ERROR HUMANO, y que lo mejor
para no contar con ello es no tener la posibilidad. Y que los niveles de
contención biológica están para que sobren, no para que falten o para
llegar justitos.
Durante
años he trabajado en bioseguridad y todos sabemos que se cometen
errores constantemente. Y nos pinchamos, y se nos vierten cosas y hay
más accidentes de los que nos gustaría. Esperemos que no sea el caso;
que no pase nada. Que se quede en una mera anécdota o en un guión para
los Monty Python.
Que se quede en el recuerdo de la vez que demostramos, por enésima vez al mundo, que en este país no hay nadie al volante.
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