Las personas con comorbilidades cardiovasculares y comportamientos de riesgo en el estilo de vida presentan un mayor riesgo de no adherencia al tratamiento con estatinas.
Un reciente
meta-análisis de 44 estudios epidemiológicos sugiere que casi 1 de cada
10 eventos cardiovasculares puede ser atribuido a la falta de adherencia
al tratamiento. En el caso particular de las estatinas, la prevalencia
media de la no adherencia, definida como disponer de menos del 80% de la
medicación prescrita, se situó en 46%. Por otro lado, se conoce de la
existencia de múltiples factores relacionados con el
paciente-medico-sistema sanitario que se sabe pueden afectar a la
adherencia al tratamiento farmacológico a largo plazo, sin embargo no se
dispone de predictores de la no adherencia que sean fácilmente
detectables.
En el presente estudio se investigó la asociación entre los factores de estilo de vida, fácilmente disponibles a los prescriptores (índice de masa corporal [IMC], tabaquismo, consumo de alcohol y actividad física), y la falta de adherencia a la terapia con estatinas, separando los resultados entre los pacientes con y sin comorbilidades cardiovasculares. El ensayo, de naturaleza prospectiva, se realizó sobre una gran cohorte de 9.285 participantes que comenzaron el tratamiento con estatinas entre el 1 de enero de 1998 y el 31 de diciembre de 2010, para los que se disponía de datos de seguimiento de la adherencia a la terapia hasta el 31 de diciembre del 2011.
Para la evaluación de los factores relacionados con el etilo de vida se calculó el IMC, dividiéndose la cohorte en 3 grupos: peso normal (IMC <25), sobrepeso (IMC 25-29.9) y obesidad (IMC ≥ 30). El consumo de tabaco fue reportado como ninguno, anterior o actual. Respecto al consumo de alcohol, se determinó el número de unidades de alcohol ingerido por semana (1 unidad = 120 ml de vino, 40 ml de licores o 330 ml de cerveza). El límite para determinar un consumo alto se definió como 16 unidades por semana para las mujeres y 24 por semana para los hombres. Los participantes que reportaron haber perdido el conocimiento debido al consumo excesivo de alcohol al menos una vez durante los 12 meses anteriores se clasificaron como bebedores ocasionalmente extremos. La actividad física se midió utilizando el índice de equivalencia metabólica (MET, del inglés Metabolic Equivalence Task), a partir de la suma de las horas MET se clasificaron los tipos de actividad física en activa (> 4 h), moderada (2-4 h) o baja (<2 h). También se definió una variable resumen que reflejaba el riesgo total asociado a los factores de estilo de vida sobre situaciones cardiovasculares. Los niveles de cada factor que no se correspondían con una situación no saludable (tabaquismo, obesidad, consumo elevado o ocasionalmente extremo de alcohol y escasa actividad física) se codificaron como presente o ausente. Los riesgos atribuibles al estilo de vida quedaron de esta manera clasificados en tres categorías: 0; 1-2; o 3-4.
Se consideraron comorbilidades cardiovasculares, como potenciales modificadores entre los factores de estilo de vida y la no adherencia, las siguientes situaciones: hipertensión crónica, insuficiencia cardíaca, enfermedad de la arteria coronaria o diabetes al inicio de estatinas, o ingreso hospitalario por éstas condiciones, los accidentes cerebrovasculares o arritmias durante el 36 meses antes de la iniciación de estatinas. También se consideraron otras comorbilidades (cáncer o depresión) y características demográficas (sexo, edad, educación, estado civil y zona de residencia) como posibles factores de confusión.
Tras el análisis de los casos estudiados se observó que la asociación entre los factores de estilo de vida y la falta de adherencia a la terapia con estatinas varía según el estado de la comorbilidad cardiovascular. En el grupo de personas sin comorbilidades asociadas, el sobrepeso, la obesidad y el ser ex fumador se asociaron con probabilidades reducidas de no adherencia a la terapia con estatinas. En este grupo, la información sobre los factores de estilo de vida fue poco útil para la identificación de los que están en mayor riesgo de no adherencia. Por el contrario, entre los participantes con comorbilidades cardiovasculares, el consumo elevado de alcohol, las ocasiones extremas de consumo de alcohol y un marcador de 3-4 en la variable resumen de riesgos de estilo de vida, sí se mostraron como predictores de la no adherencia.
En el presente estudio se investigó la asociación entre los factores de estilo de vida, fácilmente disponibles a los prescriptores (índice de masa corporal [IMC], tabaquismo, consumo de alcohol y actividad física), y la falta de adherencia a la terapia con estatinas, separando los resultados entre los pacientes con y sin comorbilidades cardiovasculares. El ensayo, de naturaleza prospectiva, se realizó sobre una gran cohorte de 9.285 participantes que comenzaron el tratamiento con estatinas entre el 1 de enero de 1998 y el 31 de diciembre de 2010, para los que se disponía de datos de seguimiento de la adherencia a la terapia hasta el 31 de diciembre del 2011.
Para la evaluación de los factores relacionados con el etilo de vida se calculó el IMC, dividiéndose la cohorte en 3 grupos: peso normal (IMC <25), sobrepeso (IMC 25-29.9) y obesidad (IMC ≥ 30). El consumo de tabaco fue reportado como ninguno, anterior o actual. Respecto al consumo de alcohol, se determinó el número de unidades de alcohol ingerido por semana (1 unidad = 120 ml de vino, 40 ml de licores o 330 ml de cerveza). El límite para determinar un consumo alto se definió como 16 unidades por semana para las mujeres y 24 por semana para los hombres. Los participantes que reportaron haber perdido el conocimiento debido al consumo excesivo de alcohol al menos una vez durante los 12 meses anteriores se clasificaron como bebedores ocasionalmente extremos. La actividad física se midió utilizando el índice de equivalencia metabólica (MET, del inglés Metabolic Equivalence Task), a partir de la suma de las horas MET se clasificaron los tipos de actividad física en activa (> 4 h), moderada (2-4 h) o baja (<2 h). También se definió una variable resumen que reflejaba el riesgo total asociado a los factores de estilo de vida sobre situaciones cardiovasculares. Los niveles de cada factor que no se correspondían con una situación no saludable (tabaquismo, obesidad, consumo elevado o ocasionalmente extremo de alcohol y escasa actividad física) se codificaron como presente o ausente. Los riesgos atribuibles al estilo de vida quedaron de esta manera clasificados en tres categorías: 0; 1-2; o 3-4.
Se consideraron comorbilidades cardiovasculares, como potenciales modificadores entre los factores de estilo de vida y la no adherencia, las siguientes situaciones: hipertensión crónica, insuficiencia cardíaca, enfermedad de la arteria coronaria o diabetes al inicio de estatinas, o ingreso hospitalario por éstas condiciones, los accidentes cerebrovasculares o arritmias durante el 36 meses antes de la iniciación de estatinas. También se consideraron otras comorbilidades (cáncer o depresión) y características demográficas (sexo, edad, educación, estado civil y zona de residencia) como posibles factores de confusión.
Tras el análisis de los casos estudiados se observó que la asociación entre los factores de estilo de vida y la falta de adherencia a la terapia con estatinas varía según el estado de la comorbilidad cardiovascular. En el grupo de personas sin comorbilidades asociadas, el sobrepeso, la obesidad y el ser ex fumador se asociaron con probabilidades reducidas de no adherencia a la terapia con estatinas. En este grupo, la información sobre los factores de estilo de vida fue poco útil para la identificación de los que están en mayor riesgo de no adherencia. Por el contrario, entre los participantes con comorbilidades cardiovasculares, el consumo elevado de alcohol, las ocasiones extremas de consumo de alcohol y un marcador de 3-4 en la variable resumen de riesgos de estilo de vida, sí se mostraron como predictores de la no adherencia.
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