lunes, 15 de septiembre de 2014

DICAF. Estatinas: la otra cara de la moneda.

 http://dicaf.es/newsletters.php?id=5528#.VBcr0hZmMuI
Fundació Institut Català de Farmacologia, Butlletí groc 2013 vol. 26, nº14
Una revisión sobre el del uso de terapias con estatinas hace hincapié en los principales posibles efectos adversos e interacciones medicamentosas
Aproximadamente  un 18% de los pacientes bajo tratamiento con estatinas presentará algún efecto adverso, que puede ser desde leve y reversible a grave e irreversible. Prescribir una estatina a una persona de bajo riesgo, por ejemplo con hipercolesterolemia aislada, incrementa innecesariamente la probabilidad de efectos adversos sin aportar ningún efecto preventivo. Los efectos indeseados potencialmente graves más  frecuentes con el uso de  estatinas son miopatía, hepatotoxicidad  y diabetes.
La patología muscular es el efecto indeseado más frecuente  y las principales  formas en que se puede presentar son: mialgia (190 casos por 100.000 pacientes y año);  miopatía (5 casos por 100.000 pacientes y año); rabdomiólisis (1,6 casos por 100.000 pacientes y año). El riesgo de afectación miopática  es dependiente de dosis, y   especialmente elevado  cuando el paciente toma de forma simultánea otros fármacos que puedan interferir en la metabolización  de la estatina (inhibiéndola). Este riesgo es potencialmente más  alto en pacientes de más de 70 años  y con presencia de factores asociados a la edad,  como polimedicación,  comorbilidad  y  sarcopenia.
A nivel de toxicidad hepática se ha observado que entre el  0,5 y el  2% de los pacientes tratados con estatinas  presenta aumento de las enzimas hepáticas. Un metaanálisis de 135 ensayos clínicos  mostró  que el riesgo está relacionado con la dosis, aunque la posibilidad de  progresión a insuficiencia hepática es muy rara. No se encontraron diferencias significativas entre las diferentes  estatinas.
Por lo que refiere a la diabetes diversos metaanalisis de estudios clínicos indican que los tratamientos con estatinas  incrementan la prevalencia de diabetes en un 9 a 13%, aunque no se conoce el mecanismo responsable. El riesgo es particularmente elevado en pacientes de edad avanzada y en los tratados con dosis más altas y con estatinas de alta potencia. Aunque la diabetes incrementa considerablemente el riesgo cardiovascular, se considera que en pacientes con antecedente de cardiopatía isquémica y   de ictus isquémico el efecto beneficioso de la estatina compensa el riesgo de una posible diabetes.
Sobre las  posibles interacciones de las estatinas con otros fármacos, cabe tener en cuenta que las principales estatinas utilizadas (simvastatina y atorvastatina) son metabolizadas por la CYP3A4. El uso concomitante de estas estatinas y otros fármacos que puedan inhibir su  metabolización (por  tener efecto inhibidor  sobre la CYP3A4 o por ser también sustratos de esta enzima estableciéndose competencia)  puede inducir aumento de los niveles de la estatina conllevando riesgo de rabdomiolisis y de  insuficiencia renal aguda, sobre todo cuando el tratamiento de estatinas se da a dosis altas. Los principales fármacos con efecto inhibidor sobre el metabolismo de la simvastatina y la atorvastatina son: los bloqueadores de los canales de calcio como el amlodipino, el verapamilo o  el diltiazem; la amiodarona; los anticoagulantes cumarínicos como el acenocumarol o la warfarina; macrólidos como la claritromicina o la eritromicina; antimicóticos imidazólicos como el itraconazol, el voriconazol o el posaconazol; ciclosporina;  danazol;  gemfibrozil; antirretrovirales inhibidores de la proteasa; y el zumo de pomelo por su contenido en furanocumarinas. Por otro lado algunos fármacos tienen efecto inductor sobre la  CYP3A4, y pueden dar lugar a una disminución de las concentraciones plasmáticas de la estatina disminuyendo su efectividad. Este sería el caso, entre otros, de la carbamazepina, la fenitoína, el fenobarbital, la rifampicina, el efavirenz  o la hierba de San Juan  (Hypericum perforatum).

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