Puntos clave
• La farmacocinética, el efecto
farmacológico y los efectos adversos de algunos fármacos pueden diferir entre
hombres y mujeres debido a los diferentes factores fisiológicos y moleculares
existentes en función del sexo.
• En algunos casos, un mayor
volumen de distribución en mujeres se traduce en una mayor semivida de
eliminación, acumulación del fármaco a nivel tisular y mayor incidencia de
efectos adversos si no se realiza un ajuste de la dosis.
• Existen diferencias en función
del sexo en la biotransformación de los fármacos debidas en gran parte a la
expresión y actividad de los enzimas metabólicos, así como a la influencia de
hormonas endógenas, como la hormona del crecimiento, entre otras.
• La filtración glomerular,
proporcional al peso corporal o a la superficie corporal, es alrededor del 10%
inferior en la mujer que en el hombre, una vez corregida en función de la
superficie corporal.
• La variabilidad farmacocinética
tiene especial trascendencia en fármacos que presentan un estrecho índice
terapéutico, así como en los utilizados en el tratamiento de patologías
potencialmente mortales.
• Diversos estudios han
demostrado que la actividad del CYP3A4 es hasta un 40% mayor en mujeres que en
hombres, siendo este citocromo responsable de la biotransformación de numerosos
fármacos.
• La disposición del medicamento
depende del tiempo de vaciado gástrico y de la motilidad intestinal. Existen
estudios que demuestran que la motilidad gástrica está en parte controlada por
las hormonas sexuales. El vaciado gástrico suele ser menor en mujeres.
• Los transportadores ejercen un
papel importante en el proceso de distribución e indirectamente en la
eliminación de los fármacos, habiéndose observado algunas diferencias en
función del sexo en la expresión de los transportadores.
• Las diferencias
farmacocinéticas en función del sexo no necesariamente se traducen en
diferencias clínicamente significativas en la respuesta clínica.
• El ajuste del régimen de
dosificación se realizará con base en la respuesta clínica y si esta no es
fácilmente cuantificable, puede ser necesaria la monitorización de los niveles
plasmáticos.
Antihipertensivos
Varias diferencias entre el sexo
femenino y masculino han sido detectadas en relación con los medicamentos
antihipertensivos.
En el caso de los diuréticos, las
mujeres hipertensas presentan mayor predisposición al desarrollo de
hiponatremia e hipopotasemia en comparación con los hombres.
Los antagonistas de calcio
ejercen un beneficio similar en hipertensos de cualquier sexo, sin embargo, el
edema periférico maleolar es más frecuente en la mujer que los recibe. Los
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina no muestran diferencias
de eficacia entre hombres y mujeres hipertensos, aunque la tos desencadenada
por los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina como efecto
adverso se observa con el doble de frecuencia en la mujer.
El verapamilo, un agente
bloqueante de canales de calcio, utilizado como antiarrítmico y
antihipertensivo produce concentraciones plasmáticas superiores (para igual
dosis e igual índice de masa corporal) en mujeres que en hombres mayores de 65
años, lo cual es debido a su mayor aclaramiento plasmático en hombres.
Los βbloqueantes propranolol y
metoprolol alcanzan mayores concentraciones en mujere4, habiéndose
observado un metabolismo estereoselectivo en estos fármacos. La misma dosis del
βbloqueante en mujeres induce un mayor descenso en la frecuencia cardíaca y en
la presión sistólica en comparación con los hombres. Sin embargo, no existen
diferencias de género en estos parámetros al evaluarlos con base en las curvas
de concentraciónefecto farmacológico. Esto sugiere que el mayor efecto
farmacológico observado en mujeres es el resultado de los mayores niveles
plasmáticos y de la mayor exposición al fármaco, debido todo ello a las
diferencias farmacocinéticas.
En general, la eliminación de
medicamentos desde el organismo es más lenta desde la infancia en el sexo
femenino, como se ha demostrado con la teofilina (20% mayor aclaramiento en
niños).
En 1977, la Food and Drug
Administration americana recomendó excluir a las mujeres en edad fértil de los
estudios clínicos iniciales. Posteriormente, en 1993, debido al mayor
conocimiento acerca de la influencia del sexo, la agencia revocó esta
recomendación. Las actuales directrices recomiendan que los ensayos clínicos se
realicen teniendo en cuenta el efecto del sexo en la exposición, seguridad y
eficacia de los medicamentos, aunque se ha comprobado que en muchos casos
continúa sin cumplirse.
En el ámbito del sistema nervioso
central
Aunque no existe una opinión
unánime en la literatura, parece ser que los antipsicóticos inducen una mayor
mejoría a la vez que provocan más efectos secundarios en las mujeres que en los
hombres. Esto en parte es debido a que la mujer posee más receptores
dopaminérgicos en el córtex que el hombre; por este motivo, las mujeres también
son más sensibles a la cocaína y a diferentes psicoestimulantes.
En cuanto a la depresión, su
incidencia en mujeres es el doble que en hombres, aunque no se ha apreciado
ninguna diferencia en cuanto a la sintomatología de la enfermedad. La mujer,
durante su período fértil o en la maternidad, es más probable que padezca esta
enfermedad debido a los cambios en los estrógenos y progestágenos. Estas
hormonas son las responsables de las bajas reservas de serotonina en la mujer,
lo que sugiere que su sistema serotoninérgico es más susceptible. Sin embargo,
se ha observado una mayor eficacia en mujeres de los antidepresivos inhibidores
de la recaptación de la serotonina. Aunque las evidencias disponibles indican
que las mujeres debieran recibir dosis más bajas de antidepresivos en
comparación con los hombres, las guías clínicas actuales no recomiendan ajustar
la dosis en función del sexo, ya que se considera que las diferencias no son
clínicamente significativas.
También se ha observado que la
mujer presenta mayor dependencia a las benzodiazepinas que el hombre, lo cual
es debido a la influencia que ejercen los esteroides sobre los receptores del
ácido gammaaminobutírico.
Las diferencias de género también
se han observado en cuanto a los analgésicos y anestésicos, siendo las mujeres
menos sensibles que los hombres al efecto del propofol, mientras que las
mujeres presentan mayor sensibilidad a la morfina, pudiendo los hombres llegar
a precisar hasta un 60% más de morfina que las mujeres. Asimismo, se ha observado
alivio del dolor en mujeres y no en hombres para opioides kappa. Por otro lado,
las mujeres experimentan depresión respiratoria con mayor frecuencia que los
hombres.
En el ámbito del sistema
cardiovascular
El ejemplo mejor conocido de las
diferencias en el efecto de los fármacos en función del sexo es un síntoma
raro, aunque potencialmente fatal, conocido como torsades de pointes (arritmia ventricular grave que
muestra características específicas en el electrocardiograma), produciéndose 2
tercios de los casos en mujeres39. El mecanismo por el cual ocurre
la mayor incidencia de esta alteración en el electrocardiograma no se conoce
bien, pero está relacionado con la regulación de la expresión de canales de
potasio miocárdicos por medio de receptores tipo beta del estradiol, los cuales
influyen en la repolarización y el automatismo del corazón. Entre los grupos
terapéuticos implicados en la aparición de este síntoma se encuentran los
antiarrítmicos, gastrocinéticos, antipsicóticos, antimaláricos y antibióticos.
Este grave efecto secundario
también fue el causante de la retirada del mercado en algunos países de los
productos antihistamínicos, terfenadina y astemizol. La mayoría de los casos
presentaban elevados niveles plasmáticos de los antihistamínicos por
interacción con los inhibidores del citocromo o debido a disfunción hepática.
Inicialmente, se pensó que la
mayor susceptibilidad en mujeres no dependía de la farmacocinética, ya que no
se observaron diferencias en los niveles plasmáticos de terfenadina o astemizol
en función del sexo. Algunos estudios incluso atribuyeron estas diferencias a
variables fisiológicas, en las que intervendrían las hormonas sexuales y su
influencia en la regulación de la expresión de determinados canales de iones.
Los estrógenos serían responsables de una prolongación del intervalo basal QT,
así como de una mayor sensibilidad de algunos canales de potasio, lo que a su
vez produciría la aparición de las arritmias inducidas por los fármacos. Por
otra parte, los andrógenos disminuirían los efectos del fármaco en la
repolarización cardíaca. Posteriormente, esta hipótesis "con base
fisiológica" empezó a cuestionarse, ya que las alteraciones hormonales
eran demasiado pequeñas como para producir los efectos observados en el ámbito clínico.
En 2008, se sugirió que los diferentes factores farmacocinéticos dependientes
del sexo, tales como los enzimas metabólicos y los transportadores de membrana,
deberían tenerse en cuenta también como posibles factores potenciales. Como se
puede deducir del ejemplo anterior, todavía existen bastantes lagunas en la
interpretación de las diferencias en el efecto farmacológico en función del
sexo.
Por otra parte, es necesario
tener en cuenta estas diferencias ya que pueden influir en la eficacia de la farmacoterapia,
así como en los efectos secundarios. En un estudio realizado en 2002, se
detectó que las mujeres que recibieron digoxina, su tasa de mortalidad excedía
un 5,8% comparada con la de los hombres tratados con el mismo fármaco. La dosis
de digoxina empleada se ajustó con base en el nomograma usual que tiene en
cuenta la edad, el peso, el sexo y la función renal de cada paciente. El riesgo
de mortalidad aumentó en las mujeres por eventos cardiovasculares y por
agravamiento de la insuficiencia cardíaca. Las causas de esta diferencia no se
pueden atribuir a mayores dosis, ya que esta fue similar en función del peso y
del índice de masa corporal.
Disfunción endotelial y
erosión de la placa ateromatosa
Diferentes estudios han
demostrado que la mujer premenopáusica presenta una menor incidencia de
obstrucción de las arterias coronarias que el hombre, sin embargo en las
mujeres que existe una placa de ateroma, la erosión de esta es mayor que en el
hombre y también es más prominente la disfunción endotelial.
Resumen de artículo publicado en FMC.
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