jueves, 16 de mayo de 2013

Amplitud de distribución eritrocitaria, mucha más información con solo mirar el hemograma

El ancho de distribución eritrocitaria (ADE) es un parámetro sencillo y muy accesible, que en los últimos años ha demostrado contener información que va mucho más allá de lo que el clínico espera cuando solicita o recibe el resultado de un hemograma de rutina.
El ADE es un parámetro que siempre está ahí, incluido dentro de la lista de medidas que de forma automática informa el hemograma de rutina. Describe la variación porcentual del tamaño de los hematíes ([desviación estándar/volumen corpuscular medio]×100). Su valor normal es inferior al 15,0% y por encima indica una población de hematíes heterogénea; tanto el exceso de destrucción como el déficit de producción de hematíes conllevan un aumento de su valor. Se introdujo como ayuda al diagnóstico diferencial de las anemias hipocromas; sin embargo, su uso real ha sido limitado a la diferenciación entre betatalasemia y anemia ferropénica, y es casi un parámetro desconocido al que muy pocos clínicos prestan atención al examinar el hemograma.
Hay que atribuir a Felker et al. el redescubrimiento de este parámetro biológico para su uso como marcador de riesgo. El ADE demostró ser el más poderoso predictor de sucesos adversos en el seguimiento, tanto mortalidad cardiovascular como hospitalizaciones por IC. El gran mérito de Felker et al. no fue otro que incluir este parámetro en el análisis, puesto que siempre estuvo ahí, disponible en el hemograma de rutina, pero nunca había sido tenido en cuenta con este fin.
Desde entonces, en todos los estudios publicados el ADE muestra ser un marcador de riesgo independiente, tanto del grado de anemia como de otras variables pronósticas, y tanto en el ámbito de la IC aguda como crónica.
Por tanto, la primera afirmación es que un paciente con un valor de ADE elevado en el hemograma presenta un mayor riesgo de muerte en el seguimiento y que esta información es adicional e independiente de cualquier otro parámetro de riesgo usado en pacientes con IC, tanto aguda como crónica.
Un trabajo reciente ha mostrado también que su incremento en el tiempo igualmente conlleva un peor pronóstico adicional, lo que sustentaría la utilidad de su monitorización en el seguimiento del paciente.
Resumen de la editorial

Publicado en Med Clin (Barc). 2013;140:449-50. - vol.140 núm 10

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