Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un grupo amplio de infecciones producidas por bacterias, virus o parásitos que se transmiten de persona a persona durante las relaciones sexuales, y suponen una importante carga de enfermedad, tanto por su magnitud como por sus posibles complicaciones y secuelas, sobre todo en las mujeres. Por ello, deben considerarse un problema de salud pública prioritario1.
A nivel mundial, cada día, más de un millón de personas contraen una ITS2. Datos del Plan Estratégico VIH e ITS de Euskadi 2022-2030 indican que las principales ITS (Chlamydia, herpes genital, infecciones gonocócicas y sífilis precoz) presentan un crecimiento sostenido en los últimos 10 años, siendo éste más acusado en los últimos 4 años (2020-2023)3. Según el sistema de información microbiológica de Euskadi, en 2023 la tasa de infección por Chlamy dia fue de 106,93 casos por 100.000 habitantes, de 79,1 casos por 100.000 habitantes en el caso de infección gonocócica y de 14,48 casos por 100.000 habitantes para sífilis3 . Las cifras son similares en el conjunto de España4. En el caso del SIDA continúa la tendencia descendente iniciada a mediados de la década de los noventa3,5.
Las causas de este aumento son heterogéneas e incluyen tanto factores biológicos como conductuales y estructurales, entre los que destacan: mayor número de relaciones y de parejas sexuales, cambios en las conductas sexuales, inicio temprano de las relaciones sexuales, mayor frecuencia de comportamientos de riesgo, descenso en el uso del preservativo o la falta de protección en el sexo oral y falta de educación sexual y de información precisa sobre las ITS1.
La distribución de las ITS en la población no es homogénea y su patrón epidemiológico y causas del incremen to varían, siendo más frecuentes en los hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y jóvenes entre 15 y 24 años, quienes concentran 1 de cada 4 ITS6. De hecho, un reciente estudio realizado en la OSI Bilbao-Basurto observó que la prevalencia de algunas ITS en adolescentes (14-18 años) es más elevada que entre las personas de 19 o más años7. Es por ello, que las ITS pueden ser un marcador sensible de los cambios conductuales y sociales de las poblaciones. Por lo tanto, es crucial brindar información precisa sobre la prevención, transmisión, síntomas y tratamiento de las ITS, adaptada a la edad, al contexto sociocultural y a las prácticas sexuales1.
Este boletín INFAC se centra principalmente en el tratamiento farmacológico de algunas ITS en adultos, in cluyendo embarazadas, en el ámbito de la atención primaria (AP). Supone la actualización de un número publicado en el año 2009, basada en las recomendaciones de las guías clínicas en vigor e incluye recomen daciones adaptadas según epidemiologia y sensibilidades antibióticas en nuestro entorno. No se abordan las hepatitis, VIH/SIDA ni otras infecciones como pediculosis o sarna.
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