PUNTOS CLAVE
La actividad física es un factor de riesgo modificable para más de 30 afecciones crónicas relevantes para el adulto mayor; 150 minutos a la semana de actividad física moderada pueden reducir la mortalidad por todas las causas en un 31% en comparación con la ausencia de actividad física.
La actividad física es una de las formas más importantes de preservar o mejorar la independencia funcional, incluso entre los adultos mayores que son frágiles o que se considera que tienen un mayor riesgo de caídas.
Los niveles más altos de actividad física en la vejez se asocian con mejoras en la cognición, la salud mental y la calidad de vida.
La edad, la fragilidad o las deficiencias funcionales existentes no deben considerarse como una contraindicación absoluta para la actividad física, sino que, teniendo en cuenta los beneficios de las intervenciones de actividad física para los adultos mayores, son una razón clave para prescribir el ejercicio.
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