La diabetes mellitus (DM) es un trastorno metabólico complejo que se caracteriza por hiperglucemia crónica, que se deriva de una producción insuficiente de insulina [diabetes mellitus tipo 1 (DM1)] o de una sensibilidad a la insulina deteriorada junto con una producción inadecuada de insulina [diabetes mellitus tipo 2 (DM2)] y afecta a millones de personas en todo el mundo. Además de los efectos adversos de la DM en los órganos y tejidos diana clásicos, la salud ósea también puede verse afectada negativamente. Hay evidencia considerable que vincula la DM con la osteoporosis. El riesgo de fractura en pacientes con DM difiere según el tipo de diabetes y parece estar relacionado con el tipo de tratamiento antidiabético. Los medicamentos antidiabéticos pueden tener diversos efectos sobre la salud ósea. La mayoría de ellos tienen efectos neutros o incluso favorables sobre el metabolismo óseo, con la excepción de las tiazolidinedionas (TZD). Algunos estudios sugieren que las TZD pueden tener un impacto negativo en la salud ósea al disminuir la formación ósea y aumentar el riesgo de fractura. También existen estudios limitados que vinculan el uso de canagliflozina, un inhibidor del transportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2i), con un mayor riesgo de fractura. Por otro lado, las terapias que se basan en el efecto de la incretina, como los inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4i) y los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1RAs) podrían tener efectos positivos en la salud ósea al promover la formación ósea. En este artículo, revisamos el impacto de los fármacos antidiabéticos en la salud ósea, destacando los posibles beneficios y riesgos asociados con estos medicamentos en un intento de contribuir al desarrollo de estrategias de tratamiento personalizadas para personas con DM.
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