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Sin duda alguna semaglutida y tirzepatida son los medicamentos de moda actualmente, y su trascendencia va mucho más allá de sus innegables beneficios sobre la salud de las personas con diabetes o incluso con obesidad. Su impacto económico ha sido y será en los próximos años de tal magnitud que en el caso de semaglutida, ella sola está consiguiendo sanear los datos económicos de Dinamarca, país sede de Novo Nordisk, la multinacional farmacéutica propietaria de su patente.
Su impacto social es también inmenso, con una gran presencia en los medios de comunicación y en las redes sociales, en donde, entre otras cosas, grandes figuras del mundo alardean de utilizarlo. Parece ser que es difícil resistirse a sus cantos de sirena, a la tentación de intentar conseguir un cuerpo casi perfecto en cuanto al peso, aunque sea de forma temporal para un determinado evento o etapa vital, y además sin necesidad de seguir necesariamente una dieta.
Las personas con diabetes tipo II con obesidad o sobrepeso son los primeros que deberían beneficiarse de su uso, pero la gran demanda social para otros usos o indicaciones, sobre todo la obesidad o simplemente el sobrepeso sin DM, es de tal magnitud que periódicamente se ocasiona desabastecimiento de ambos productos, especialmente en nuestro caso de semaglutida. Es algo que los médicos de familia sufrimos continuamente en la consulta.
Por otra parte, estos nuevos medicamentos plantean un nuevo escenario clínico que requiere mejorar nuestros conocimientos sobre el control clínico en pacientes con pérdida de peso acelerada, ser prudentes de momento con su uso en determinados pacientes, y saber más sobre sus efectos en las mujeres diabéticas que se quedan embarazadas.
En esta entrada se resumen diferentes artículos recientes de la revista JAMA y del BMJ que abordan estos temas y que consideramos de alto interés para el clínico.
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