El hipotiroidismo es una afección de la glándula tiroides caracterizada por la falta de hormona tiroidea, lo que lleva a una disminución de la actividad metabólica en el organismo. Su prevalencia varía según regiones geográficas y en grupos de edad y sexo específicos1 . En España se ha estimado una prevalencia del 9,1% con un claro predominio en mujeres y personas mayores. El tratamiento del hipotiroidismo implica reemplazar las hormonas tiroideas con levotiroxina, que es una forma sintética de la hormona tiroidea T4. La levotiroxina se toma por vía oral diariamente ajustándose la dosis según las necesidades individuales de cada paciente. En general se recomienda que se tome con el estómago vacío, por la mañana, de media, una hora antes del desayuno o de tomar otros medicamentos. De hecho, en la ficha técnica del medicamento, en el apartado «Posología y forma de administración»2, consta:
- «Administración: como una dosis única por la mañana, con el estómago vacío, media hora antes del desayuno, preferiblemente con un poco de líquido (por ejemplo, medio vaso de agua)».
La razón de esta recomendación se basa en la presunción de que la absorción de la levotiroxina puede verse afectada fácilmente por determinados factores, tales como la presencia de alimentos en el estómago y el consumo de alimentos ricos en fibra3. En la mayoría de la literatura científica sobre el tema, se sigue esta recomendación, aunque en algunas guías y revisiones se incluye la probabilidad de tomarla a la hora de dormir, esperando de 3 a 4 horas después de la última comida (cena o merienda)4. Por otro lado, se sabe que la posología y la forma de administración de los fármacos tienen mucha importancia en el cumplimiento terapéutico, de forma especial en tratamientos de larga duración o crónicos. Si se sigue la recomendación estricta de tomar LT4 (L-tiroxina T4) por la mañana con el estómago vacío, se puede interferir en la adherencia del paciente, de hecho, en el hipotiroidismo se ha observado que hasta la mitad de los pacientes no cumplía el tratamiento5. La incomodidad de la pauta posológica recomendada, puesto que en general se suele desayunar tras levantarse, multiplicado por el gran número de pacientes que siguen este tratamiento6, hace que merezca la pena repasar si esta afirmación clásica está suficientemente fundamentada y si se pueden contemplar otras alternativas como la toma nocturna.
El estilo de vida, la rutina diaria y el horario de dosificación de la medicación del paciente deben tenerse en cuenta a la hora de determinar el momento de administración de un medicamento. En pacientes que deberán seguir tratamiento crónico como es el caso de la levotiroxina durante mucho tiempo, estas consideraciones todavía son más importantes. Como quiera que la revisión de la literatura científica publicada sobre el tema no muestra una diferencia apreciable en los niveles de TSH según el momento de la toma, se admite que el cambio de la administración de la LT4 de la mañana a la noche es una medida factible y segura. Se puede, por tanto, abandonar la rigidez de los consejos tradicionales de prospectos, guías y especialistas focales, y apostar por regímenes alternativos. Algunos autores incluso apuntan que la coadministración con comida podría ser también una opción que considerar, ya que, si este régimen alternativo fuera más conveniente para los pacientes, bastaría con aumentar la dosis de LT4 para lograr un nivel de TSH adecuado. Todo dependerá del balance entre la adherencia y las preferencias del paciente, frente a un objetivo farmacocinético y de control óptimo de los niveles de TSH. Lograr una TSH más baja con la toma en ayunas no se debería considerar razón suficiente para recomendar, en exclusiva, este régimen en particular.
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